Capitalismo Gore
Sayak Valencia
Paidós
Primera edición, 2016
ISBN: 978-607-747-225-4
232 pp.
Un brazo sin cuerpo, pero con fuerza suficiente para aferrarse a unos cuantos pedazos de papel, me sacudía cada que retomaba la lectura. La portada te prepara y te recuerda que definitivamente Capitalismo Gore no es una lectura dominguera de fácil digestión, pues cada página conlleva un desmenuzamiento brutal y crudo del sistema que rige nuestras vidas y nuestro país.
Gore. Sayak Valencia, doctora en filosofía, teoría y crítica feminista, se apropia de este término cinematográfico –que hace referencia a la exposición de la violencia extrema– para nombrar y exponer las consecuencias del capitalismo en su máxima potencia, donde la fuerza de trabajo es sustituida por prácticas que merecen el adjetivo. De esta manera la violencia se vuelve un objeto de consumo, un medio de sobrevivencia y una manera para el hombre de afirmarse y llenar el ideal de macho proveedor. La línea entre lo legal y lo ilegal se difumina hasta alcanzar un punto en el cual la normalización, especialización y espectacularización de la violencia se vuelve un factor de la vida cotidiana.
Entre el “Beginning” y el “Very Beginning” existen cinco capítulos donde la autora devela una situación y un contexto cultural del cual la mayoría de lxs mexicanxs somos conscientes, pero que preferimos ignorar o separar de nuestra realidad. Sayak se encarga de abofetearte, palabra con palabra, para que te des cuenta de que ese otrx al que le pasan las cosas, ese otrx al que descuartizan, ese otrx que vende droga, no es un otrx muy lejano al yo; que directa o indirectamente consumimos y formamos parte del capitalismo gore y que la pasividad con la que reaccionamos a situaciones como tener armas en casa, la violencia reproducida por los medios, y el machismo, han generado una realidad tan distópica que, si no fuera real, costaría trabajo imaginarla.
Su discurso inicia y termina en primera persona. La autora, nacida en Tijuana, hace uso de sus vivencias para enfatizar el posicionamiento desde el cual genera su crítica. Su enunciación parte de la frontera, del tercer mundo, de la ciudad del vicio, de la ciudad de paso, la capital gore. Su revisión y crítica territorial es contundente al rechazar cualquier tipo de glorificación y exotización, pues revela cómo la popularización y el imaginario colectivo que rodea a Tijuana genera un fenómeno dentro del cual muchxs hablan, pero pocxs profundizan.
Valencia teoriza, ahonda y nombra este fenómeno que genera ciudades y espacios fronterizos casi apocalípticos. Desde la relación entre la construcción de género y el Estado; la necesaria deconstrucción de conceptos como modernidad y progreso; la figura del emprendedor –con su velo falso de inocencia y neutralidad–; las frustraciones generadas por una cultura hiperconsumista; los medios de comunicación como catalizadores del deseo de consumo hasta el culto a la muerte, Sayak Valencia traza una línea perturbadora desde la cual se entiende cómo el fenómeno gore va reivindicándose y afirmándose como el modo de actuar, de ser y de sobrevivir en México –específicamente en territorio fronterizo, como Tijuana.
Los términos y conceptos fundamentales de Capitalismo Gore –como sujeto endriago, narco-nación, necroempoderamiento, clase criminal, proletariado gore, consumo gore, violencia decorativa–, que describe a lo largo del libro, se vuelven necesarios para cualquier futura teorización de la realidad. Al ser nombrados y expuestos se podrá pensar en maneras de subvertir este devenir gore. O eso me gustaría pensar.
Con el paso de los capítulos me parecía más que evidente la necesaria puesta en crisis de la manera como entendemos el espacio desde la disciplina de la arquitectura. Continuamos repitiendo modelos y maneras de pensar que reproducen prácticas que fomentan lo gore, desde diseños de espacio para la socialización a partir del consumo, las propuestas enfocadas en la vigilancia y el control de las personas, proyectos que reproducen prácticas coloniales o la ambigüedad de los concursos de arquitectura, que invitan a diseñar proyectos sin conocer el territorio, la sociedad y la cultura que los habitará. La autora no sólo desarrolla una crítica feroz. También repite la necesaria búsqueda de insurrecciones cotidianas y la posibilidad de la creación de discursos –desde el transfeminismo– que hagan frente y cuestionen nuestra realidad.
Termino esta reseña sintiéndome corta de palabras. Mi libro se encuentra lleno de notas, subrayados y papelitos a los que tendré que regresar y releer para profundizar y apropiarme de ellos, para seguir problematizando y rompiendo las realidades brutales en las que nos encontramos. Es imposible hacer justicia a un libro como éste, en el cual cada página te genera mil pensamientos, ruidos y enojos con tan pocas palabras. Espero que, como dice Valencia, dejemos de romantizar y exotizar lugares, ciudades y espacios que muchas veces ni conocemos y empecemos a generar conocimiento y conceptos que sirvan para cambiar nuestro entorno. La lectura de este libro puede generar nuevas líneas de investigación y diálogo que enriquezcan ampliamente las discusiones.
Pamela Caparroso Gutiérrez
Animales arquitectos
Juhani Pallasmaa
Gustavo Gili
Edición de Kindle, marzo 2020
ISBN: 978-84-252-3289-3
144 pp.
La primera advertencia que conviene hacer es que Animales arquitectos no es un libro especializado; aquél que se interese en las construcciones animales desde el punto de vista de las estructuras o de cualquier otro aspecto disciplinar de alguna ciencia, deberá remitirse a libros más técnicos; sin embargo, para un neófito gustoso de explorar las construcciones fuera del ámbito humano, no hay mejor punto de partida. En efecto, aunque el título consigne directamente la profesión del arquitecto y a pesar de que su autor lo sea, este libro no es sólo para aquellos cercanos a este quehacer, sino para cualquiera con capacidad de asombro y un poco de curiosidad por los animales. Hecho este aviso, intentaré exponer brevemente mis modestas impresiones sobre esta publicación, derivada de la exposición organizada por Juhani Pallasmaa, junto con Michael Hansell, en el Suomen Rakennustaiteen Museo, en Helsinki, con el título Elainten arkkitehtuuri / Animal Architecture.
Cuando se conversa con un arquitecto es habitual que aparezcan ciertos términos, como diseñar, construir y habitar; también, que de cada uno de éstos se derive su practicante: diseñador, constructor y habitante. Inmediatamente el instinto nos conduce a reproducir la imagen de un profesionista, quizás con un casco y un lápiz en la mano; sin embargo, ¿qué ocurriría si nos dijeran que dicha figura no tiene brazos sino alas?, ¿que no usa mortero para edificar, sino su propia saliva?, ¿o que los complejos trazos geométricos que realiza los hace sin necesidad de instrumentos como la regla y el compás y que ni siquiera precisa de planos?
Una de las actividades que seguramente más consume nuestras energías cuando niños y que recordamos con más nostalgia es el examen del comportamiento de los animales. A lo largo de este libro, el autor nos transmite una fascinación análoga a la que sentíamos cuando de chicos explorábamos en la hierba en busca de un hormiguero o una telaraña y observábamos sus fascinantes geometrías. Con un lenguaje ameno y una redacción impecable, Pallasmaa nos guía a través de un camino de millones de años de evolución. Nos describe –como si se tratase de un documental sumamente entretenido–, una tras otra, las formas más insólitas de la capacidad adaptativa de los animales, por medio de la cual transforman a su entorno.
El autor comienza con la pregunta: ¿por qué los animales construimos?, cuya respuesta cabe en una frase: “El fin principal de una construcción es aumentar la esperanza de vida.” Por tanto, construir no es más que otra ventaja evolutiva; por ejemplo, mientras más protección ofrezca un nido, menos huevos tendrá que poner el ave y menos energía invertirá en ellos, mientras que, si la progenie se encuentra vulnerable desde un principio, requerirá que sus números sean muy elevados para asegurar la supervivencia de la especie.
Resuelto el tema del porqué construir, surgen otras cuestiones. Si el pensamiento y la capacidad inventiva resultan, en el ser humano, de la constante correspondencia que hay entre la mano y la mente, ¿cómo es que la naturaleza se ha inclinado a otorgar los planos (intuitivos) de construcciones sumamente complejas a animales sin manos y sin siquiera capacidad reflexiva? Ciertamente cuentan con una gran capacidad motriz y con ella pueden manipular los elementos más finos, además de que algunos cuentan con la capacidad de producir sus propios materiales, pero la clave se encuentra en millones de años de constantes ensayos evolutivos.
Comentaré algunos casos particulares. Los pájaros Atrichornis producen, después de masticar ciertas sustancias vegetales, un material parecido al cartón, que podría compararse a los modernos paneles arquitectónicos. Menos conocidas son las estructuras neumáticas que fabrican algunos anfibios y peces, cuyas secreciones especiales funcionan como cámaras para almacenar aire y que, unidas entre sí, nos recuerdan a las estructuras diseñadas por Frei Otto. Sorprende no sólo el diseño geométrico de dichas construcciones, sino los materiales con que están fabricadas, muchos de ellos con el potencial de superar las técnicas poco eficientes de los seres humanos.
Mención aparte merece un animal que seguro a todos nos causó fascinación en la infancia: las arañas. El autor hace un análisis descriptivo del itinerario que cumplen estos arácnidos para realizar sus hermosas trampas; nos revela el papel que juegan los diferentes acomodos y tipos de hilos para la construcción de la red: hilos a tracción, discos de unión, hilos para capullos, para envolver y de captura, así como la forma en que los planos y diseños se han ido perfeccionando a lo largo de millones de años.
Pallasmaa explora y extrae algunas dilucidaciones sobre la génesis de ciertos gestos constructivos que caracterizan toda la historia del habitar humano, como es el ornamento, y se hace una pregunta que en primera instancia podría parecer incontestable: ¿por qué dichas estructuras –de otros animales– se nos antojan tan bellas? Responde de inmediato: “la verdadera belleza de la arquitectura animal radica en su total integración.”
Ya el hombre moderno ha distinguido el papel de la estructura y de su complemento en dos categorías distintas. En el mundo animal, todo aquello que pareciera superficial podría resultar un sinsentido para el espectador humano, no obstante que todos los elementos que lo constituyen operan bajo lógicas de eficiencia sumamente precisas.
Algunas aves adornan sus nidos con florecillas y guijarros que funcionan como estímulos para el cortejo. El hecho de que los machos que no consiguen la atención de la hembra no puedan procrear pone en evidencia un mecanismo oculto en la naturaleza para el perfeccionamiento de dichos nidos. Por otro lado, algunas aves como las salanganas de Indonesia –quienes construyen su nido con saliva endurecida–, nos recuerdan la casa comestible del cuento de Hansel y Gretel; incluso sus nidos, de alto valor nutritivo, son utilizados como ingrediente de lujo en la gastronomía china.
No deja de sorprender el repertorio de herramientas animales que compiten fácilmente con cualquier artilugio humano. Desde las más sencillas, como las piedrecillas que algunas avispas sostienen con sus mandíbulas para compactar el barro con el que hacen sus avisperos, hasta aquéllas que requieren de varios individuos para su ejecución, como es el caso de las hormigas costureras: mientras una suministra la seda proveniente de una larva, otras la utilizan para unir varias hojas por los extremos.
Nos encontramos, también, con ejemplos de algunos animales que han desarrollado dispositivos arquitectónicos propiamente dichos: puertas y ventanas, canalizaciones, sistemas de desalojo de aguas y depósitos para los desechos, así las marmotas, que crean cámaras para depositar sus heces. No sobra mencionar la capacidad de otras especies en la resolución espacial de sus viviendas por medio de pasadizos, rampas, corredores y hasta sistemas de ventilación y aire acondicionado sorprendentemente eficientes, como es posible apreciar en los hormigueros y termiteros.
Este libro supone una herramienta para revivir la anquilosada capacidad de asombro que se oxida con el paso de los años y que a todos conviene desempolvar. La historia de la humanidad da cuenta de que hemos aprendido de los animales procedimientos de fabricación y materiales que adaptar a nuestras propias construcciones con el fin de hacerlas más amables con el medio ambiente. La arquitectura animal es un claro ejemplo de una postura funcional que no compromete su entorno.
Alberto Gisholt Tayabas
Critical Care. Architecture and Urbanism for a Broken Planet
Angelika Fitz, Elke Krasny y Architekturzentrum Wien, editores
MIT Press
Primera edición, 2019
ISBN: 978-0-262-53683-7
304 pp.
El planeta se encuentra dañado, desgastado y al borde del colapso ambiental. Las lógicas capitalistas de acumulación han provocado un enorme desbalance cuyo impacto en el medio ambiente ha puesto en peligro la supervivencia de todos los seres vivos. Aunque este proceso comenzó desde hace siglos, su intensficación en el siglo pasado nos obliga ahora, en el xxi, a no poder ignorar la crisis climática, la contaminación de los mares y los fenómenos sociales que resultan de ello: la creciente desigualdad en la distribución de las riquezas y el abandono de los lugares natales por las poblaciones más vulnerables.
El libro Critical Care. Architecture and Urbanism for a Broken Planet, editado por Angelika Fitz, Elke Krasny y el Architekturzentrum Wien, aborda el desolador panorama actual con la intención de empujar al lector a acciones urgentes desde la arquitectura y el urbanismo. Estas dos disciplinas son centrales tanto para el cuidado y conservación del hábitat, como para la preservación de la vida, por lo que es urgente que ambas trabajen de forma interdependiente en la búsqueda de soluciones críticas a las crecientes problemáticas ambientales.
Desde el inicio, el texto toma una postura crítica ante las soluciones que hacen de la innovación y el progreso tecnológico los pilares necesarios para enfrentar la crisis climática. Las editoras nos invitan a cuestionar esta idea y a pensar en términos de reparación y restauración de aquello que todavía existe; hacer del progreso tecnológico la única alternativa posible implica reafirmar la lógica positivista –que hace de él su meta máxima–, paradigma que nos ha ido orillando a la crisis que hoy enfrentamos.
El hilo conductor del texto es la idea del cuidado crítico como una herramienta para la arquitectura y el urbanismo. Esta postura se alimenta, en parte, de teorías feministas que, alrededor de la década de 1970, mostraron un especial interés por priorizar los cuidados, labor normalmente relegada a las mujeres. En este caso, los asuntos del cuidado no se limitan únicamente a proteger la tierra y la naturaleza. Las autoras plantean que las medidas de austeridad impuestas por los sistemas neoliberales -en los que se deja a un lado la salud, la educación, la cultura y la vivienda- provocan cuerpos precarizados que se suman a la precarización de los territorios necesitados de cuidados urgentes. De esta forma se vuelve fundamental pensarlos de manera conjunta e integral, como parte de un mismo sistema en crisis.
El libro está constituido por 12 ensayos y 21 casos prácticos que muestran una rica variedad de profesiones. Aparte de arquitectos y urbanistas, también incluye el punto de vista de politólogos, científicos ambientales, investigadores y artistas, entre otros, quienes actúan desde distintas latitudes del planeta, desde el Sur global al Norte. Los ensayos se concentran en prácticas de resistencia, de crítica o de contrapeso a las aplastantes dinámicas capitalistas que suelen dominar el mundo de la arquitectura y el urbanismo. La sección de los casos prácticos se estructura conforme a tres conceptos: economía, ecología y labor (mano de obra). Cada caso se aborda desde diferentes enfoques y con énfasis en distintas áreas, pero todos parten de la interconexión como el pilar de resolución de estos fenómenos.
Resulta muy interesante que el hilo que conecta tal diversidad de experiencias sean los cuidados y cómo pueden ser abarcados desde la teoría y la práctica. Hablar desde la interconexión de fenómenos enriquece y complejiza los problemas a los que se enfrenta la arquitectura y el urbanismo. Sin embargo, es lamentable que los temas y casos de estudio llegan en ocasiones a sentirse suspendidos y desconectados debido a su cantidad y diversidad, así como por los múltiples enfoques y escalas que utilizan. Vale la pena comentar que la falta de un capítulo de cierre o reflexión resta al libro de la oportunidad de hacer las preguntas o conexiones necesarias para una lectura contundente que enriquezca satisfactoriamente la discusión general en torno a los cuidados y el medio ambiente desde nuestras disciplinas.
Un enorme acierto del libro es su mirada esperanzadora al panorama catastrófico del mundo actual, un océano de problemas que nos rebaza e inmoviliza. Indagar en las lógicas de resistencia que se piensan en muchos y variados lugares, en las que se obtienen resultados benéficos para los habitantes y su territorio, cuestiona el sistema depredador que amenaza la supervivencia del planeta y nos abre la puerta a seguir buscando cómo hacer una arquitectura y un urbanismo desde el cuidado crítico.
Amaya Larrucea Garritz
Auguste Perret. La Cité de l’atome : le Centre d’études nucléaires de Saclay
Ana Bela de Araujo
Éditions du Patrimoine
Primera edición, 2018
ISBN: 9782757705568
234 pp.
El libro de la arquitecta e historiadora de la arquitectura Ana Bela de Araujo tiene su origen en la tesis doctoral sustentada en 2013 en la Université Paris 1 Panthéon- Sorbonne. Bajo el título Le Centre d’études nucléaires à Saclay. L’architecture-système d’Auguste Perret à l’épreuve de la science, 1948-1951, Araujo exploró el proyecto concebido por el arquitecto Auguste Perret (1874-1954), mismo que debía servir de sede al Centro de Estudios Nucleares del Comisariado de la Energía Atómica (Commissariat à l’énergie atomique, cea), en Saclay. En esta ocasión, el vasto trabajo monográfico que la autora consagra a este edificio se compone de siete capítulos organizados en tres partes: “De l’idée à la commande (1945-1948),” “Un projet, un chantier (1948-1951)” y “Réception, usage et destination (1951- 2001).”
El Centro de Estudios Nucleares se construyó sobre una superficie de 127 hectáreas en una zona del sur-occidente de la región parisina. Fue planteado originalmente como un conjunto urbano y arquitectónico compuesto por una veintena de edificios destinados a la investigación en física nuclear, una ciencia vital para la Francia de los Treinta gloriosos. Desde múltiples perspectivas, el libro de Araujo saca a la luz la historia de este último gran proyecto perretiano, sumido hasta ahora en un total desconocimiento que se justificaba –de alguna manera– por las estrictas restricciones impuestas por motivos de seguridad nacional a la circulación de información sobre el conjunto de edificaciones construidas entre 1948 y 1954, no obstante haberse convertido en un emblema de la excelencia científica de la nación. De hecho, apenas en 2002, en el marco de la exposición Perret, la poétique du béton –la cual fue presentada en Le Havre (Musée Malraux de Le Havre), en Turín (Galleria Civica d’Arte Moderna) y en París (Palais de la Porte Dorée)– se exhibieron públicamente por primera vez algunas fotografías y planos del Centro de Estudios Nucleares.
Si bien el título del libro parece invitar exclusivamente al descubrimiento de una obra arquitectónica, el análisis histórico y crítico realizado por Araujo sobre el Centro de Estudios Nucleares de Saclay reposiciona esta obra perretiana dentro de la historia cultural y política de la arquitectura francesa –y europea– de la segunda posguerra. En efecto, el lector encuentra rápidamente, desde las primeras páginas, un juicioso ejercicio de análisis histórico que se alimenta de una completísima mirada a la historia social de las ciencias. Este panorama resulta indispensable para entender el contexto de la emergencia de la investigación sobre el átomo, mismo que se enriquece con una mirada al rol de los personajes que, desde diversas esferas, promovieron la materialización de un proyecto nacional de tal magnitud.
El estudio de Araujo constituye a la vez un invaluable e indispensable documento para la salvaguardia presente y futura del conjunto que hoy en día alberga 377 edificios y 33 km de autovías sobre un territorio expandido de casi 200 hectáreas. En este sentido, como lo subraya la autora en la parte final del libro, resulta significativo que haya sido necesario esperar a que transcurriera medio siglo desde su construcción para que el Centro de Saclay fuera por fin reconocido por historiadores del arte y la arquitectura como un patrimonio que requiere una protección jurídica eficiente –en todo caso diferente a aquélla que otorga la inscripción al inventario de Monuments Historiques, por cuanto es incompatible con las actividades científicas e industriales allí desarrolladas por el cea.
Por otro lado, las 172 ilustraciones que acompañan el relato incluyen principalmente planos de localización; plantas, cortes y elevaciones de los edificios; fotografías exteriores e interiores, actuales y de época. La minuciosa investigación de Araujo fue posible gracias a la consulta de fondos de archivos públicos y privados, entre los cuales es importante mencionar: los Archives du Commissariat à l’énergie atomique (en Saclay y en Fontenay-aux-Roses), los Archives de l’Académie des sciences, los Archives d’architecture du xxe siècle y los Archives nationales.
Andrés Ávila Gómez
Reseñas de Libros
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