Rastreando el noreste a vuelo de página. La modernidad regiomontana en las publicaciones periódicas de arquitectura (1943-1963)

Lourdes Cruz González Franco Vanessa Nagel Vega

Resumen

En este texto se analizan las edificaciones de Monterrey publicadas en revistas de arquitectura nacionales y extranjeras, con el propósito de enriquecer, desde otras miradas, la historia de la arquitectura mexicana de mediados del siglo xx. Para esto se exploran las razones por las que se difundieron esas obras en particular, los arquitectos que construyeron en esa región y el significado de esos edificios para la sociedad regiomontana. Además se indaga sobre la posible explicación cabal de la modernidad regiomontana a través de lo publicado en los medios impresos

Palabras clave: Monterrey, México, movimiento moderno, publicaciones periódicas, difusión, siglo XX

DOI: http://dx.doi.org/10.22201/fa.14058901p.2020.43.72955

Tracking the Northeast Page by Page: Modernity in Monterrey through Architectural Periodicals (1943-1963)

Lourdes Cruz González Franco Vanessa Nagel Vega

Abstract

This article analyzes the Monterrey architectural projects published in domestic and foreign architectural journals in order to enrich the history of Mexican architecture in the mid-twentieth century by incorporating other perspectives. It explores the architects that built in this region, the reasons why these projects in particular were disseminated and the meanings that these buildings had for Monterrey society, as well as the possibility that modernity in Monterrey could be explained through these print publications.

Keywords: Monterrey, Mexico, modern movement, periodicals, dissemination, twentieth century

DOI: http://dx.doi.org/10.22201/fa.14058901p.2020.43.72955

45 ARCHIVOS DE ARQUITECTURAAutores
EditorialCristina López Uribe
I N V E S T I G A C I Ó N 
The Role of Archives in the Graphic Restitution of Monuments: The Case of the Roman Bridge over the Ofanto River near Canosa di Puglia, ItalyGermano Germanò
Notes from an Archiving Project: Building the Private Archive of an Architect in TurkeySelda Bancı
El archivo como obra total. Amancio Williams y la construcción de su memoriaLuis Müller
¿Hacia una dispersión de archivos arquitectónicos?Sergio M. Figuereido
Cuidar en el archivo de arquitectura: una subversión matrísticaLuz Marie Rodríguez López
El legado de George y Geraldine Andrews para México en los Alexander Architectural Archives de AustinLaura Gilabert Sansalvador
Mónica Cejudo Collera
El archivo y la biblioteca: una provocación para otra historia de la arquitectura del siglo XIXM. Fernanda Barrera Rubio Hernández
Archival Impression: (Re)Collecting Gordon Matta-ClarkMarcelo López-Dinardi
E N S A Y O 
Margot's Dilemma: Exit Through the Back DoorTania Tovar Torres
El archivo jovenGuadalupe E. Luna Rodríguez
Patrimonio documental: memoria y futuro del Archivo de Arquitectos MexicanosLourdes Cruz González Franco
Elisa Drago Quaglia
María Eugenia Hernández Sánchez
Le Centre d’archives d’architecture du XXe siècle de la Cité de l’architecture et du patrimoine. Entrevista a David Peyceré Director del Centre d’archives d’architecture du XXe siècleAndrés Ávila Gómez
R E S E Ñ A S 
En torno a la exposición L'art du chantier. Construire et démolir du XVIe au XXIe siècleAndrés Ávila Gómez
Reseña de la exposición: Unterm RadarMichael Andrés Forrero Parra
Reseñas de librosCamilo Alejandro Moreno Iregui
Pamela Caparroso Gutiérrez
Lilián Martínez Villazón Robledo
  
  
El reconocimiento y resignificación de buena parte de la arquitectura moderna e industrial del noreste del país está dando lugar a un proceso fundamental de patrimonialización de su legado inmueble. 4310N01 La arquitectura del movimiento moderno en Monterrey destaca con casos pioneros en el ámbito continental, tanto por sus propuestas de conjunto como por su cuantiosa inversión privada.

Las revistas especializadas se cuentan como una de las plataformas de divulgación más importantes de la arquitectura moderna. El continuo intercambio de información que transmitía los ideales modernos 4310N02 propició la consolidación de estos principios en la ciudad de Monterrey. De forma casi simultánea, las obras regiomontanas reflejaron, en el papel impreso, los alcances de su propia modernidad, como se comprobará en las revistas editadas en la Ciudad de México: Arquitectura México, Calli, Arquitectos de México, Arquitectura y lo demás, así como en títulos foráneos como la francesa L’Architecture d’Aujourd’hui, la madrileña Arquitectura y las neoyorquinas Architectural Forum y Architectural Record.

Estudios precedentes nos han llevado a corroborar que, durante las décadas de 1950 y 1960, se registró un interés constante en la arquitectura moderna mexicana en las revistas especializadas internacionales. 4310N03 Dentro de la decidida ola de divulgación que consolidaba la presencia de la arquitectura moderna mexicana en las publicaciones periódicas, una de las regiones que apoyó la diversificación fue, precisamente, Monterrey.

Por lo tanto, se expone aquí un acucioso análisis de lo que se dio a conocer sobre esta ciudad en revistas de arquitectura, para lo cual consideramos siempre los casos que tuvieron más impacto y reincidencia en las páginas impresas. Con todo, hay un aspecto de la difusión que no se puede dejar de mencionar y que verdaderamente construyó la imagen de Monterrey en las revistas de arquitectura: la publicidad de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. 4310N04

Iglesia de La Purísima, pionera de la arquitectura religiosa moderna en México. Arquitectura México 14 (noviembre de 1943)

ángulos del borde libre y su escala monumental remitían a la materializaTemplo de San José Obrero.

El portento estructural del cascarón de concreto supera la función arquitectónica. Calli 2 (1960)

Dos casos concretos: las iglesias de La Purísima y San José Obrero

En 1943, Monterrey apenas superaba los 200 mil habitantes como capital de provincia de un país que ya despuntaba con una población de 20 millones. En ese año, Nuevo León estrenaba su escudo de armas que lucía las cinco chimeneas del primer alto horno de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, símbolo inequívoco de progreso. El 6 de septiembre sería el primer día de clases en el recién creado Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, de iniciativa privada. Una semana más tarde –el 13 de septiembre– se promulgaría la Segunda Ley Orgánica de la Universidad de Nuevo León, considerada la segunda fundación de la principal institución educativa pública del estado.

En este contexto, en el entonces barrio residencial de La Purísima, en Monterrey, se excavaba y construía la cripta del templo moderno de la colonia que sustituía a la pequeña capilla que ya era insuficiente para el creciente culto católico. La obra, que una vez terminada se convertiría en hito de la arquitectura moderna nacional, iniciaba ese mismo año su prolífica difusión en las publicaciones periódicas especializadas.

Monterrey llevaba décadas comercializando el acero y el cemento 4310N05 cuando se presentó la oportunidad de innovar en el diseño arquitectónico con una propuesta rompedora: un templo de concreto de naves de perfil parabólico en las que no cabría la distinción entre muros y cubierta; un espacio unificado que alojaría a mil feligreses sentados y que sería encarnación del pujante progreso industrial y económico de la sociedad neoleonesa, al mismo tiempo que distintivo de su arraigado espíritu católico. La coyuntura se presentó de la mano del arquitecto jalisciense, formado en la capital del país, Enrique de la Mora, y del industrial y promotor de la obra, Antonio L. Rodríguez, quien encabezaría el comité de construcción del nuevo templo de La Purísima.

En noviembre de 1943, la revista Arquitectura México 4310N06 dedicaría un número especial a las iglesias contemporáneas, en el que incluiría un caso pionero en el ámbito nacional: el proyecto de la iglesia de La Purísima en Monterrey. 4310N07 De la Mora sería enfático en el carácter moderno de su propuesta. No cabe duda de que, con este artículo, se estaba poniendo a Monterrey en la historia de la arquitectura moderna. En este caso, la ciudad es indisoluble de la creación arquitectónica: su espíritu moderno originaría un templo moderno.

Tendrían que pasar tres años para que La Purísima regresara a las revistas de arquitectura. 4310N08 Esta vez en Arquitectura y lo demás 4310N09 y de la mano del premio Secretaría de Educación para la Arquitectura 1946. El artículo de fondo, muy completo, transcribía la presentación que habría hecho su promotor, Antonio L. Rodríguez, en las jornadas de difusión que siguieron a su consagración el 14 de febrero de 1946. 4310N10 El texto corrobora que, aún en Monterrey, ciudad impulsora de modernidad, la obra nunca estuvo exenta de cuestionamientos sobre sus extraordinarias curvaturas. 4310N11 El comité de construcción había tenido que superar obstáculos hasta la acertada conclusión del inmueble. 4310N12

La Purísima gozaría, desde entonces, de la aceptación de la comunidad 4310N13 y de una divulgación constante. Así lo atestiguaba, casi dos décadas después de su erección, Alberto González Pozo en 1961 en Arquitectos de México. 4310N14 No cabía duda de que ese primer precedente de arquitectura religiosa moderna no podía entenderse sin las particularidades del Monterrey de la década de 1940. 4310N15 La innovación de la arquitectura moderna mexicana en la ciudad norestense no era, por lo tanto, circunstancial.

Al mismo tiempo que La Purísima encontraba su lugar en la historia de la arquitectura moderna mexicana, los espacios y las formas habían evolucionado hasta alcanzar sus límites estructurales a través de los cascarones de concreto. Sería, precisamente, en los espacios para la liturgia que la innovación vería rendir sus más caros frutos. De nueva cuenta con Enrique de la Mora en el diseño arquitectónico y ahora con Félix Candela como calculista estructural, se había experimentado con mucho éxito en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad –El Altillo– en Coyoacán, Ciudad de México, en 1955. Así, en 1958 llegaría el turno de regresar a Monterrey a diseñar otro templo, esta vez para la recién urbanizada colonia Cuauhtémoc. Con los antecedentes formales y técnicos de la capilla de Coyoacán, Enrique de la Mora y Félix Candela se lanzaron a cubrir un claro mucho más amplio, con apenas dos paraboloides hiperbólicos que trazaban una planta romboidal libre de apoyos, en cuyo centro se colocaría el altar. Surgió así el templo de San José Obrero.

Abstracción de la cubierta de San José Obrero en las páginas parisinas de

L´Architecture d´Aujourd´ hui 91-92 (1960)

La difusión del portento estructural no se hizo esperar. Los aguzados ángulos del borde libre y su escala monumental remitían a la materialización de las máximas fantasías de la modernidad. Las superficies laminares de concreto armado, en medio de la popular colonia obrera, 4310N16 parecían despegar del suelo dando muestras de un equilibrio irracional. Si La Purísima había sido un primer ejercicio que puso a prueba los nuevos materiales y técnicas constructivas, San José Obrero representó un adelanto sustancial en las cubiertas ligeras de concreto armado de la mitad del XX. Apenas liberadas las láminas de su encofrado de madera, las mismas fotografías de la escultórica estructura empezarían a circular en las publicaciones periódicas de arquitectura, nacionales y extranjeras, obviando, siempre, que se trataba de una obra inconclusa.

En Calli 4310N17 se daría a conocer San José Obrero en 1960 junto con otras cuatro iglesias de Enrique de la Mora. 4310N18 Sobre el templo regiomontano se diría, con justa razón, que “lo elegante de la forma del espacio exterior salva en definitiva esta proposición dejándola con un valor más escultórico que arquitectónico.” 4310N19 La difusión de San José Obrero en las revistas de arquitectura tendría características muy distintas al fenómeno provocado por La Purísima. La más notable sería su distanciamiento de la obra arquitectónica terminada y su aproximación al monumento escultural per se. Así lo prueba el artículo en Calli, cuya vista exterior prioriza el juego de volúmenes de las cubiertas, en primer plano, con el perfil del Cerro de la Silla, al fondo.

Otro aspecto que cabe anotar es el desapego de la obra con la ciudad de Monterrey. Si bien es cierto que sí se menciona su localización en una de las “jóvenes ciudades industriales del norte de la República y dentro de un conjunto cívico de una colonia de trabajadores,” 4310N20 la situación geográfica parece circunstancial considerando la enorme difusión de la mancuerna Candela-De la Mora en esos años. Estas particularidades de la divulgación de dicho templo se repitieron en la francesa L’Architecture d’Aujord’hui4310N21 también en 1960, 4310N22 y en Arquitectos de México en 1961. 4310N23 Cabe destacar que San José Obrero solía publicarse en artículos que mostraban dos, tres o cinco obras arquitectónicas de Candela-De la Mora, lo que termina por alejar al templo regiomontano de una difusión centrada en las particularidades de Monterrey como ciudad moderna e industrial.

Por otro lado, habría que subrayar que las revisiones a la arquitectura contemporánea de su tiempo situaron a San José Obrero como una de las obras más destacadas, a escala mundial, del año 1960. Prueba de esto es su inclusión en el especial “Panorama 1960” de L’Architecture d’Aujord’hui. Unos meses más tarde, la madrileña Arquitectura 4310N24 traduciría para el lector español una selección del material del número especial francés. 4310N25 Aquí, la abstracción de San José Obrero es todavía mayor, ya que la imagen se recortaría hasta dejar apenas el perfil de la cubierta, sin siquiera referencias al suelo en el que se asentaba la obra. La estructura, así, en el vacío de la página, bien pudo haber engrosado el panorama mundial de la arquitectura, pero, desde luego, aportaba poco al conocimiento de la modernidad regiomontana.

Tampoco es desdeñable la permanencia de San José Obrero en las revisiones de la arquitectura mundial de las revistas extranjeras. En 1963, de nuevo la madrileña Arquitectura la incluiría en un estudio de Antonio F. Alba. 4310N26 En este análisis, no sólo vuelve a obviarse la ubicación geográfica, sino que se omiten los créditos del diseño arquitectónico y todo el protagonismo recae –como tantas veces en las revistas extranjeras– en Félix Candela. Las imágenes ya conocidas se repetirían, mostrando sólo la estructura, alejadas por completo del problema de los cerramientos que, justo en esos momentos, impedían la esperada finalización de la obra. 4310N27

Edificio del Banco Popular, después conocido como condominio Acero, en su difusión internacional. Architectural Record 127-6 (1960)
Aleaciones regiomontanas

Simultáneamente a la construcción de San José Obrero se erigía, en el centro de la ciudad, uno de los inaugurales rascacielos regiomontanos: el edificio del Banco Popular. El después rebautizado condominio Acero se daría a conocer en Architectural Record 4310N28 gracias a sus paramentos exteriores. Sería precisamente esta piel de la arquitectura la que llevaría a Monterrey a las páginas internacionales, no ya a través de la plasticidad del concreto, sino del otro material distintivo de la modernidad internacional: el acero.

El edificio del Banco Popular sería el primero en ajustarse, en Nuevo León, a la novísima Ley de Propiedad en Régimen de Condominio. 4310N29 El inmueble levanta sus veinte pisos sobre el nivel de la Plaza Zaragoza con un imponente entramado de vigas estructurales de acero. 4310N30 Su construcción, iniciada en mayo de 1957, finalizaría con su inauguración en noviembre de 1959. Su recubrimiento, un muro cortina de materiales importados de la Republic Steel Company de Cleveland, Ohio, no tardó en posicionarse como el emblema de la modernidad internacional de Monterrey.

Uno de los principales artífices del edificio del Banco Popular sería el arquitecto Ramón Lamadrid, uno de los primeros graduados de la carrera de arquitectura del Tecnológico de Monterrey. 4310N31 Esto significa que una de las obras señeras de la modernidad regiomontana, originada desde la iniciativa privada, encarna también el triunfo del Tecnológico como institución de educación superior destinada a resolver los problemas locales, incluidos los del diseño arquitectónico y urbano. 4310N32

Ahora bien, ¿cómo se anunció el edificio del Banco Popular en Architectural Record? Una de las líneas de producción de la compañía Republic Steel era, precisamente, la de los acabados arquitectónicos. Para el inmueble regiomontano se elegiría el sistema patentado de muro cortina VisionVent y, 4310N33 también, se utilizaría el acero inoxidable Enduro, material que garantizaba la calidad, duración, economía, resistencia a la corrosión, facilidad de limpieza y belleza lustrosa que –como rezaba la publicidad– no se desvanecerían ni con el calor ni con el clima extremoso. 4310N34

Algo que llama la atención sobre la imagen seleccionada para ilustrar este anuncio es que se trata de un croquis, aun cuando el edificio, en el momento en que se publicitaban los productos estadounidenses, ya tenía algunos meses terminado. Esto indica que el intercambio de información entre los arquitectos y los proveedores se realizaría durante el proceso de diseño, en el cual los primeros cederían la perspectiva de la torre con fines comerciales. Si en el primer anuncio registrado, de junio de 1960, se destinaría una página completa al condominio, en enero de 1961, en la misma revista, la perspectiva se escalaría para integrarse en una página que exponía otros edificios que, igualmente, habían comprado los materiales de la Republic Steel. El cambio de escala no demeritaba en absoluto la difusión del edificio de Monterrey ya que éste se agrupaba –sin ninguna dificultad– con inmuebles en Nueva York, Chicago y Cleveland. 4310N35 Así, el condominio Acero encarnaba el diseño y los materiales de la arquitectura moderna más internacional y, también, más clásica.

A partir de la década de 1960, los condominios fructificaron en el centro de la ciudad. Así, es notable que otro de los emblemas de la modernidad regiomontana llegara a las noticias de la neoyorquina Architectural Forum4310N36 el condominio Monterrey, en construcción en 1960, que se publicaría cuando sus dos torres impactaban ya sobre el perfil bajo del centro. Lo que más llamaba la atención de la revista extranjera era el novedoso régimen de propiedad en condominio, poco frecuente en los Estados Unidos. 4310N37 Este tipo de construcciones no serían los únicos edificios altos que llegarían a las páginas de las revistas de arquitectura.

En el municipio de San Nicolás de los Garza, en la zona metropolitana de Monterrey, se levantaba, poco a poco y con impulsos gubernamentales muy puntuales, la Ciudad Universitaria de Nuevo León, institución de carácter público. Uno de sus proyectos más emparentados con la arquitectura moderna internacional era la torre de la rectoría. En su último año como estudiante de la carrera de arquitectura en la Universidad, Luis Rafael Cervantes González desarrollaría el proyecto de una torre de oficinas que, al poco tiempo, materializaría en el edificio rector del nuevo campus. 4310N38 Su construcción iniciaría en julio de 1960 y concluiría, a marchas forzadas, en septiembre de 1961, para que coincidiera con la visita presidencial de Adolfo López Mateos.

La rectoría se compuso de dos paralelepípedos, uno vertical de doce niveles y uno horizontal de tres, con estructura de acero, muros cortina y perfiles metálicos. El contratista sería la compañía Estructuras de Acero, S.A., con materiales de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. Una foto a color que abarcaba la práctica totalidad de la cuarta de forros (contraportada) de Arquitectos de México en enero de 1962 mostraba el afortunado ejemplo de la arquitectura internacional en tierra neoleonesa. 4310N39

De escala menor, pero de difusión mucho más amplia en las revistas de arquitectura, gozaría la casa metálica del arquitecto Rodolfo Barragán. 4310N40 Construida para ser rifada por el Patronato de la Ciudad Universitaria de Monterrey y patrocinada por la Fundidora de Monterrey, tendría una acogida cálida en Arquitectura México, con un artículo de fondo muy completo. 4310N41 La disposición hacia lo regiomontano tenía que ver con el material constructivo, el acero, y poco o nada, con la contradicción inherente de falta de adaptación al medio de una vivienda que podría haberse construido en cualquier parte del mundo. Lo que interesaba era el sistema constructivo y las posibilidades de prefabricación aplicadas a la vivienda de la clase media. Esto es, se atribuía al acero la capacidad de expresar genuinamente las necesidades materiales y estéticas de la época. Así, la casa metálica era una excelente oportunidad de poner al día los sistemas constructivos más actuales aplicados a un género edificatorio –la vivienda unifamiliar– tradicionalmente alejado de la prefabricación.

Rectoría de la Universidad de Nuevo León. Ejemplo destacado de arquitectura internacional con materiales y diseño regiomontano. Arquitectos de México 14 (enero de 1962)
Lo cierto es que la casa metálica regiomontana se encontraba circulando en las páginas de las revistas nacionales. En Arquitectos de México ocuparía la cuarta de forros en un anuncio de la Fundidora de Monterrey. 4310N42 Los perfiles de acero que se extendían hasta la terraza para formar una pérgola y cubrir parcialmente las inclemencias del sol norteño se aprecian a toda página con su color rojo quemado.

De nuevo en Arquitectos de México, pero ahora en un número especial sobre vivienda unifamiliar, la casa metálica de Monterrey se mostraría en su planta y fotos interiores y exteriores. 4310N43 A diferencia del artículo de fondo publicado antes en Arquitectura México, aquí la casa metálica carece de texto descriptivo. La narración del autor se va dando de forma independiente a la presentación de los catorce ejemplos seleccionados. No es inusitado que la mayoría de los ejemplos tratados sean construcciones de la capital del país. Lo novedoso, en todo caso, es el despunte de algunos arquitectos que superaban, por fin, a los más conocidos de la década anterior. La casa metálica se insertaba, así, en un esfuerzo por diversificar el panorama nacional de la arquitectura moderna.

A modo de conclusión

Con ejemplos muy puntuales, Monterrey formaría parte de la inmensa corriente de la difusión de la arquitectura moderna mexicana en las revistas especializadas. Explorar esta divulgación diversifica el panorama más conocido de la modernidad nacional y enriquece, con los casos expuestos, los estudios actuales sobre el patrimonio arquitectónico del norte de México. Las obras emblemáticas de la modernidad regiomontana que se dieron a conocer en las revistas de arquitectura responden a dos vertientes bien diferenciadas. La primera, a la predisposición sobre un autor y su obra, vinculada a uno de los materiales característicos del periodo: el concreto armado. Tanto en las bóvedas que arrancan del suelo de La Purísima como en los cascarones de San José Obrero, la difusión se caracterizó por el interés en los proyectos arquitectónicos de Enrique de la Mora, sin pasar por alto que, en la época, De la Mora se beneficiaría del éxito que Félix Candela gozaba a nivel internacional, lo que sin duda impactó en la difusión del templo regiomontano San José Obrero.

La otra vertiente de la difusión se refiere al acero como material constructivo característico del momento, sin perder de vista la importancia de la producción local de dicho material en la Fundidora de Monterrey. Si bien es cierto que la divulgación del edificio del Banco Popular en la revista neoyorquina se centra en materiales prefabricados estadounidenses, la publicación de la rectoría de la Universidad de Nuevo León y de la casa de acero en las revistas de arquitectura es inviable sin la participación de la siderurgia regiomontana.

No cabe duda de que los edificios aquí analizados son representativos del movimiento moderno en Monterrey; sin embargo, un panorama más justo que comprenda la difusión de otras obras significativas del periodo no se construye sólo a través de las revistas de arquitectura. Confiamos en que subsecuentes análisis de diferentes plataformas de difusión incrementarán la diversidad de obras y autores. 4310N44

Casa de acero. La prefabricación aplicada a la vivienda unifamiliar.

Arquitectos de México 13 (septiembre de 1961), cuarta de forros

Referencias

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Lourdes Cruz González Franco
Doctora en Arquitectura

Universidad Nacional Autónoma de México

Profesora e investigadora

Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje

Facultad de Arquitectura

Universidad Nacional Autónoma de México

Sistema Nacional de Investigadores, Conacyt

lourdescgf@hotmail.com

Vanessa Nagel Vega
Doctora en Arquitectura

Universidad Politécnica de Madrid

Estancia posdoctoral (2019-2020)

Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje

Facultad de Arquitectura

Universidad Nacional Autónoma de México

Sistema Nacional de Investigadores, Conacyt

vanenagel7@gmail.com

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Last modification: September 21, 2020

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