Papeles en bits: Los orígenes de la difusión digital de arquitectura en las primeras versiones web de Metropolis, Domus, Abitare y El Croquis

Lluis Juan Liñán

Nicolás Maruri González de Mendoza

Resumen

Este artículo recupera y analiza las primeras versiones web de las revistas Domus, Abitare, El Croquis y Metropolis, lanzadas a mediados de la década de 1990, para revelar su carácter pionero en la exploración de la World Wide Web como medio de difusión de la arquitectura, así como su papel seminal en la identificación de las condicionantes más importantes que definen la manera como se transmite la información de la disciplina en el entorno digital.

Palabras clave: arquitectura, comunicación, internet, revistas

DOI: http://dx.doi.org/10.22201/fa.14058901p.2020.43.72952

Papers in Bits: The Origins of Digital Architectural Dissemination in the Early Web Versions of Metropolis, Domus, Abitare and El Croquis

Lluis Juan Liñán Nicolás Maruri González de Mendoza

Abstract

This article analyzes the early web versions of the architectural journals Domus, Abitare, El Croquis and Metropolis, launched in the mid-1990s, revealing their pioneering use of the World Wide Web as a means of architectural dissemination, as well as their seminal role in identifying the most important constraints on digitally communicating information on the discipline.

Keywords: architecture, communication, internet, journals

DOI: http://dx.doi.org/10.22201/fa.14058901p.2020.43.72952

45 ARCHIVOS DE ARQUITECTURAAutores
EditorialCristina López Uribe
I N V E S T I G A C I Ó N 
The Role of Archives in the Graphic Restitution of Monuments: The Case of the Roman Bridge over the Ofanto River near Canosa di Puglia, ItalyGermano Germanò
Notes from an Archiving Project: Building the Private Archive of an Architect in TurkeySelda Bancı
El archivo como obra total. Amancio Williams y la construcción de su memoriaLuis Müller
¿Hacia una dispersión de archivos arquitectónicos?Sergio M. Figuereido
Cuidar en el archivo de arquitectura: una subversión matrísticaLuz Marie Rodríguez López
El legado de George y Geraldine Andrews para México en los Alexander Architectural Archives de AustinLaura Gilabert Sansalvador
Mónica Cejudo Collera
El archivo y la biblioteca: una provocación para otra historia de la arquitectura del siglo XIXM. Fernanda Barrera Rubio Hernández
Archival Impression: (Re)Collecting Gordon Matta-ClarkMarcelo López-Dinardi
E N S A Y O 
Margot's Dilemma: Exit Through the Back DoorTania Tovar Torres
El archivo jovenGuadalupe E. Luna Rodríguez
Patrimonio documental: memoria y futuro del Archivo de Arquitectos MexicanosLourdes Cruz González Franco
Elisa Drago Quaglia
María Eugenia Hernández Sánchez
Le Centre d’archives d’architecture du XXe siècle de la Cité de l’architecture et du patrimoine. Entrevista a David Peyceré Director del Centre d’archives d’architecture du XXe siècleAndrés Ávila Gómez
R E S E Ñ A S 
En torno a la exposición L'art du chantier. Construire et démolir du XVIe au XXIe siècleAndrés Ávila Gómez
Reseña de la exposición: Unterm RadarMichael Andrés Forrero Parra
Reseñas de librosCamilo Alejandro Moreno Iregui
Pamela Caparroso Gutiérrez
Lilián Martínez Villazón Robledo
  
  

Internet, o un nuevo ancho de banda para comunicar la arquitectura 

La aparición de nuevos medios de comunicación suele ir acompañada de dos reacciones que divergen a partir de una misma observación: “ceci tuera cela,” o “esto acabará con aquello,” tal y como afirmara el arcediano de Notre-Dame de París en la novela homónima de Victor Hugo al anticipar el efecto que el vástago de la imprenta, el libro impreso, iba a tener sobre la imponente arquitectura gótica. 4301N01 La primera reacción comparte la nostalgia de Claude Frollo y ve en el nuevo medio una amenaza al ecosistema cultural reinante: el cambio de velocidad en la transmisión del conocimiento sólo puede llevar a su vulgarización. La segunda reacción, por el contrario, abraza las características del nuevo medio y las sitúa al inicio de una revolución que debe ser asumida en todo su potencial; es sólo cuestión de tiempo que los medios anteriores dejen de servir en su función y sean abandonados. Sin embargo, la historia nos permite vislumbrar que, lejos de la secuencia edípica capturada por el novelista francés, la irrupción de nuevos medios no hace sino ampliar el ancho de banda de la comunicación, añadiendo un repertorio de formas de transmitir el conocimiento a un conjunto de canales y formatos que no desaparecen, sino que se reacomodan para adaptar sus funciones, estrategias editoriales y áreas de interés al nuevo ecosistema cultural. 4301N02

Esto es algo que internet y su cara más visible, la World Wide Web, han hecho patente desde la irrupción pública de esta última en el año 1993, particularmente en relación con sus efectos en la reconfiguración de la industria de la difusión en el campo de la arquitectura. Con una destreza nunca antes vista para entretejer comunicaciones a distancia, a escala global y a la velocidad de la luz, la red de redes ha alumbrado toda una serie de dinámicas de transmisión del conocimiento arquitectónico, las cuales son indistintamente señaladas como precursoras de un cambio radical en la disciplina arquitectónica o como las causantes de un empobrecimiento generalizado de la cultura disciplinar, que se refleja sobre todo, en la decadencia de los medios impresos dedicados a la profesión. No obstante, como en cualquier otro periodo de renovación mediática, la popularización de la World Wide Web ha estado marcada por un reajuste constante y mutuamente consciente de los distintos canales de difusión, 4301N03 con los medios impresos adaptándose a las formas de publicación inauguradas por la página web y con ésta tomando prestados muchos de los formatos y estructuras de publicación de los medios impresos en su exploración de los potenciales del entorno digital. 4301N04

Tanto es así que, a pesar de las continuadas acusaciones vertidas desde editoriales y revistas de arquitectura sobre la influencia de internet en el deterioro de su actividad, 4301N05 fueron precisamente algunas de las revistas más importantes dentro del ámbito profesional las que inauguraron los potenciales de la página web para la difusión del conocimiento arquitectónico. De hecho, muchos de los principios que definen las formas de difusión popularizadas en la última década por plataformas digitales como Archdaily, Curbed o Dezeen, así como muchos de los principios de organización e intercambio del conocimiento arquitectónico encumbrados por la eclosión de las redes sociales, pueden ser trazados hasta los primeros experimentos web de revistas como Domus o Metropolis, experimentos cuya visita retrospectiva permite revelar algunas de las condicionantes fundamentales que la World Wide Web propone desde sus orígenes a la comunicación digital de la arquitectura.

Página de inicio de la versión web de El Croquis, noviembre de 1999

Índice del número 84 de El Croquis en la versión web, noviembre de 1998

Una difícil traducción

Una página escrita de 500 palabras pesa aproximadamente unos dos kilobytes. La misma página, almacenada digitalmente no como caracteres de texto sino como una imagen fotográfica de 2 480 x 3 508 píxeles, pesa unos 1 000 kilobytes, quinientas veces más. En números gordos, esta relación indica que, en formato texto, la edición original y carente de ilustraciones de los Diez libros de arquitectura de Vitrubio ocuparía el mismo espacio y podría ser transmitida a la misma velocidad que una fotografía de su portada. 4301N06 Esta diferencia de pesaje numérico no es menospreciable si consideramos que una de las características esenciales de cualquier medio de comunicación telemática, y la característica primaria de internet, es la separación de la información de su soporte material. 4301N07 En la red de redes, la información es capaz de reproducirse a distancia y al instante a cambio de un proceso de reconversión constante de dígitos a píxeles, caracteres o sonidos, de manera que la calidad y el tipo de contenido que recorre sus nodos queda definido necesariamente por la cantidad de dígitos que la red puede asumir en un momento determinado.

Durante los primeros años de existencia pública de la World Wide Web, la comunicación entre ordenadores se producía generalmente a través de la infraestructura telefónica, cuya baja capacidad para transmitir paquetes de datos se correspondía con un entorno mediático anterior basado en la separación de los canales para hablar, ver, leer o dibujar. 4301N08 En consecuencia, las primeras páginas web y los primeros navegadores –como Mosaic o Navigator– fueron diseñados en clara vinculación al formato de comunicación digital más ligero: el texto, un formato fácil de procesar y de reproducir que, convertido en hipertexto, adquiría la capacidad de comunicarse con cualquier otro fragmento de texto recogido en la red. En este sentido, el hipertexto y su potencial derivado más singular, la interactividad, fueron las dos propiedades que marcaron el lanzamiento de los primeros sitios web. Esto se tradujo, desde sus orígenes, en una forma de organizar la información alejada de la secuencialidad propia de medios como el libro o el cine, propensa a modelos más horizontales y abiertos a la edición por parte de los usuarios. 4301N09

Las limitaciones iniciales de la infraestructura web dificultaron, por lo tanto, una traducción literal del contenido producido en el medio impreso al nuevo medio digital, especialmente en aquellas disciplinas que, como la arquitectura, se caracterizan por la preeminencia del material gráfico y fotográfico. Así, cuando las revistas Metropolis, Domus, Abitare y El Croquis abanderaron la migración de la industria de la difusión de la arquitectura a la World Wide Web en la segunda mitad de la década de 1990, 4301N10 se produjo una interesante disyunción entre las formas de publicación implementadas en estos dos medios. Para entonces, estas revistas contaban ya con una dilatada trayectoria en el espacio impreso, reflejada en una identidad gráfica que, aunque marcadamente singular, se componía a partir de los mismos elementos: textos, dibujos, anuncios publicitarios y, sobre todo, fotografías de alta factura reproducidas a todo color. 4301N11

Las primeras versiones digitales de estas revistas asignaron un peso distinto a estos elementos. En los cuatro casos, la versión web se inauguró conformada casi en su totalidad por piezas de texto, acompañadas ocasionalmente por imágenes de baja resolución correspondientes a la portada del último número de cada revista o de números anteriores. Como resultado, el contenido publicado en la versión digital no se asoció con los proyectos y edificios recogidos en las páginas centrales de cada revista, sino más bien con todas aquellas secciones periféricas de carácter instrumental y sumario, como el índice de cada número, la sección de noticias breves y eventos, y alguna que otra pieza de opinión. Así, más que como un reflejo de la versión impresa, la versión digital se concibió inicialmente como un instrumento de difusión complementario que recalibró la importancia de las distintas secciones de estas revistas en su transfiguración web. Con ello se produjo una importante modificación de los contenidos que derivó –tal vez de forma inadvertida– en el desarrollo de una serie de lógicas editoriales que quedaron instaladas desde entonces en la espina dorsal de la difusión web de arquitectura.

Vistas en perspectiva, las primeras versiones digitales de Domus, Abitare, Metropolis y El Croquis revelan, de hecho, cuatro estrategias de difusión web que siguen marcando en la actualidad la manera como se transmite la arquitectura en internet.

Compresión, nivelación, redundancia y rastreo

Lanzada en el segundo semestre de 1998, la primera versión digital de El Croquis ejemplifica la más conservadora de las estrategias de migración al territorio web; también, una de las dialécticas más habituales de las primeras incursiones de las revistas impresas en dicho terreno. Con un diseño que no renunció del todo a la inclinación icónica de esta publicación monográfica, la página de inicio de la versión digital se organizó en dos partes claramente diferenciadas: en la mitad superior, un mosaico compuesto por las portadas de los últimos números de la revista, de los cuales solamente algunos eran interactivos y conducían a su índice; en la mitad inferior, cinco líneas de texto que conectaban al usuario con el formulario de suscripción a la publicación, con la colección editorial paralela de El Croquis, con sus distribuidores, con sus tarifas publicitarias y, finalmente, con el programa de exposiciones realizadas en su galería. Es decir, más que para plasmar digitalmente los contenidos de la revista, la versión digital de El Croquis fue concebida para difundir la propia revista impresa, aprovechando la conectividad prometida por la World Wide Web para incrementar la distribución. En esta versión, las intersecciones entre el espacio impreso y el espacio web tomaron, por lo tanto, un cariz esencialmente instrumental, en clara correspondencia con la concepción comercial asignada a la red de redes en sus primeros años, la cual priorizaba su capacidad para generar nuevas economías frente a su potencial para articular nuevas formas de conocimiento. 4301N12

Lo más interesante de los aranceles impuestos por El Croquis a la transmisión en línea de su contenido fue revelado, no obstante, por la selección del documento que se replicó en ambas versiones: el índice de cada número. Al igual que una base de datos o un inventario, el sumario sintetizaba la totalidad del contenido de la revista y lo presentaba de forma extremadamente sucinta; de este modo, ofrecía al lector la posibilidad de puentear la secuencia narrativa de la monografía y de navegarla según sus propios intereses. Este carácter horizontal y panorámico convertía al índice en un formato idóneo para adaptar el contenido a la interactividad característica del entorno digital y permitir a los usuarios navegarlo de manera personalizada. Sin embargo, mientras que en la versión impresa el índice era un elemento subsidiario del contenido dedicado a cada proyecto, en la versión web se convirtió en el mismo, pues comprimió en su superficie la totalidad de las informaciones dedicadas a los distintos proyectos. Aunque es evidente que dicha sustitución se corresponde con la función instrumental asignada a la primera versión on line de la revista, su consagración parece representar también una respuesta inadvertidamente radical a la aceleración propuesta por la World Wide Web; esta aceleración, tal y como observaría Paul Virilio en ese mismo periodo, hacía de los resúmenes, los titulares y los extractos los principales formatos de transmisión del conocimiento. 4301N13 En el espacio web, el índice ya no sería un instrumento de apoyo, sino el formato de organización del contenido por excelencia; un formato que disponía toda la información en el mismo espacio a costa de su compresión.

El índice fue también el formato editorial elegido para mediar la traducción de Domus al lenguaje digital. El de esta revista era más generoso que el de El Croquis y estaba salpicado de hipervínculos que permitían profundizar en algunos de los contenidos publicados en la versión impresa. Sin embargo, la correspondencia entre ambas versiones no era total, sino que las piezas publicadas en la web eran en realidad breves extractos y fragmentos del artículo original acompañados de una pequeña imagen. Esta pérdida en la traducción del contenido al soporte digital señala una particular interpretación de las condiciones estructurales del entorno web que se vislumbraban también en la página de la revista española. El primer y más evidente rasgo se refiere a su naturaleza gratuita, una condición que las revistas debían navegar con inteligencia para que la expansión global prometida por internet no impactara negativamente en las ventas de la versión impresa. 4301N14 El segundo era, de nuevo, la reducción del tiempo de atención propuesto por la red de redes, un espacio de comunicación que, por su constante expansión y por su estructura hipertextual dificultaba el consumo de piezas textuales de gran extensión y complejidad. 4301N15 La respuesta ofrecida por Domus a estas condiciones –menos resistente en apariencia que El Croquis– fue de una comedida aceptación: se promovió un trasvase limitado de contenidos a la versión web, que se adaptaba a unas nuevas condiciones de contorno marcadas por la brevedad y la promiscuidad de las informaciones publicadas. 

Página de inicio de la versión web de Abitare, abril de 1997
Además de recoger parcialmente el contenido del último número de la revista, la versión electrónica de Domus ofrecía otras seis secciones en su página de inicio: un archivo de los números anteriores accesibles también a través de su índice, un enlace a la Domus Academy, un listado de distribuidores, una página de eventos, otro listado de exposiciones en curso y, por último, una selección de vínculos a otras páginas web dedicadas al mundo de la arquitectura y el diseño. Esta forma de organización puso de manifiesto otra de las condicionantes más significativos del espacio digital: a diferencia de lo que sucedía en la versión impresa, las distintas secciones de la revista presentaban el mismo peso gráfico en la página inicial de la versión web. Como resultado, el contenido presente y pasado de Domus, los eventos, los canales de distribución y la selección de páginas recomendadas se presentaban al usuario con el mismo nivel de importancia y con la misma jerarquía, situación que apuntaba hacia una cierta igualdad del valor editorial asignado a todas estas secciones; también, se revelaba como un decidido gesto hacia el poder de decisión de los usuarios sobre la relevancia del contenido. Así, mientras que en el espacio impreso cada sección encontraba una posición y una extensión diferente y claramente delimitada, en el espacio web estas secciones se liberaron de sus constricciones organizativas y quedó a juicio de los usuarios la asignación de su peso.

Esta inclinación hacia la nivelación editorial se hizo todavía más evidente en la primera versión digital de Abitare, lanzada unos meses después que la de Domus en el año 1997. En su caso, la página de inicio presentaba once secciones diferentes que definían un profuso espectro temático que iba desde la descripción de la revista y sus canales de suscripción hasta la venta en línea de productos de diseño. Entre estos dos polos convivían artículos extraídos de las secciones de diseño, arte y arquitectura del último número de la versión impresa junto a otras cuatro secciones dedicadas a noticias, eventos y proyectos actuales, a los que se añadía un formulario abierto a las consultas de los usuarios. Además de enfatizar la interactividad de la versión digital, esta multiplicación temática hizo patente la apuesta de la revista de Milán por lo relacionado con la actualidad más inmediata, de manera que, al igual que sucediera con Domus, la estrategia migratoria de Abitare al territorio digital pasó por aprovechar la enorme capacidad de actualización del formato web para mapear en tiempo real los eventos y noticias más destacados del panorama arquitectónico, mientras que la versión impresa conservó su énfasis en la publicación meticulosa de proyectos y artículos de opinión.

Una consecuencia significativa de la atomización temática practicada por Abitare, así como de su inclinación hacia la actualidad más efímera, fue la redundancia. Más que multiplicar el número de eventos rastreados y publicados on line, la versión multiplicó las categorías y los hipervínculos asociados con cada uno de ellos, de forma que, por ejemplo, se podía acceder a la misma reseña sobre el Salón Internacional del Mueble de Milán indistintamente desde las secciones de noticias, eventos o proyectos. Aunque se podría achacar esta redundancia a un cierto exhibicionismo amateur de la esencia hipervincular del espacio web, no deja de ser relevante la manera en que la versión electrónica de Abitare convertía cualquier pieza de actualidad en un segmento informativo capaz de entrelazarse con numerosas rutas de navegación o, dicho de otro modo, con múltiples secuencias de contenido. 4301N16 En este sentido, la redundancia de categorías e hipervínculos no era sino una estrategia muy efectiva a la hora de incrementar el potencial asociativo del contenido publicado en línea, algo que se convertiría desde entonces en una estrategia fundamental de los proyectos editoriales nacidos en este espacio. 4301N17

Si la primera versión web de Abitare exploró las posibilidades de asociación del contenido a partir de la redundancia de sus vinculaciones, la primera versión electrónica de la revista Metropolis lo hizo a partir de su propia vinculación con otros medios digitales. Lanzada a finales del año 1996, el contrapunto on line de esta revista norteamericana parece haber anticipado muchos de los modelos de publicación practicados por sus colegas europeas, pues utilizó el índice como herramienta de traducción de los contenidos de la versión impresa, igualó la importancia de las distintas secciones de la revista e inclinó la página web hacia el mapeo de la actualidad más inmediata. La particularidad de Metropolis digital radica en que este mapeado no sólo se producía a través de reseñas elaboradas por la propia revista, sino a través de la incorporación de hipervínculos a otras páginas web relacionadas directa o indirectamente con el mundo de la arquitectura y el diseño, como la propia Abitare o la sección del buscador Yahoo! dedicada a la arquitectura. Así, de las ocho secciones en que se organizaba la página de inicio, tres (Hot Links, Top Design Sites y Mixed Media) estaban dedicadas a poner al alcance de los usuarios una serie de contenidos publicados en otros medios, convirtiendo a la versión web de Metropolis en el nodo de una amplia red de información. 

Página de la versión web de Abitare dedicada al Salón del Mueble de Milán, abril de 1997
El énfasis de la revista estadounidense en la capacidad de asociación de la versión web –o, dicho de otro modo, en su diseño como un espacio vinculado con otros medios y con otras aproximaciones a la difusión de la arquitectura– es sintomática de la última cuestión que el entorno digital proyectaba sobre las revistas de la época: la reorientación de su labor editorial. La World Wide Web proponía una redefinición de la revista como un espacio informacional abierto, esto es, como una plataforma de difusión que no sólo ofrecía contenido editado en exclusiva, sino también, contenido procedente de otros medios y revistas. En su desdoblamiento digital, Metropolis asumió esta propuesta y, en lugar de llegar al final del recorrido que convierte la información en conocimiento, adoptó una posición intermedia que materializaba una relativa cesión al usuario de las tradicionales labores editoriales de la revista.

Esta cesión, además, se complementó con la asimilación de una función novedosa: la de rastrear e indexar el propio espacio de difusión de la arquitectura en internet. En un momento todavía caracterizado por la ausencia de motores de búsqueda automatizados, 4301N18 la versión web de Metropolis reveló la problemática inherente de un espacio informativo que, ya entonces, ponía a disposición de los internautas una cantidad de información que trascendía ampliamente sus capacidades de búsqueda y consumo. En este escenario, Metropolis asumió una labor editorial que superó sus propios límites para dirigirse a la totalidad del contenido web generado alrededor del mundo de la arquitectura, un contenido que la versión digital de la revista norteamericana trató de concentrar y de hacer accesible. El rastreo, filtrado e identificación de contenidos externos se convirtió así en una tarea tan importante como la publicación de contenidos propios y, al hacerlo, demostró la redistribución de prioridades de la revista en su encuentro con un medio que, desde sus orígenes, prometía hacer accesible la información planetaria a todos sus usuarios. 4301N19

Página de inicio de la versión web de Metropolis dedicada a links externos, noviembre de 1996

Conclusión: la World Wide Web no acabó con las revistas

Tras un cuarto de siglo de actividad, la web ha asentado en el seno de la cultura arquitectónica de comienzos del siglo XXI un nuevo repertorio de formas de difundir el conocimiento disciplinar. Estas formas han encontrado en proyectos editoriales generados en este espacio digital su principal vehículo de expansión. Desde las maneras de estar al tanto de la actualidad cultivadas en redes sociales como Twitter o Instagram, hasta las formas de agregar contenido, fomentadas por la popularización del hashtag, pasando por las dinámicas de difusión practicadas por plataformas como Designboom, Dezeen o Archdaily, la red de redes propone en la actualidad un modelo de comunicación de arquitectura que suele presentarse en oposición a aquél practicado por los medios impresos, tanto a nivel conceptual como financiero. Sin embargo –tal y como se ha tratado de demostrar en este artículo–, una mirada atenta a los orígenes de la comunicación de la arquitectura en internet permite vislumbrar que la mayoría de las formas de difusión practicadas en redes sociales y plataformas digitales se gestó por medio de una serie de experimentos llevados a cabo precisamente por algunas de las revistas de arquitectura más importantes de finales del siglo XX.

Lejos de ser superadas por la irrupción del nuevo medio, revistas como Domus, Abitare, El Croquis y Metropolis fueron pioneras en la modulación de la información arquitectónica a la frecuencia propuesta por la red de redes y revelaron en su activación las condicionantes más importantes del espacio digital: su interactividad inherente, la posibilidad de nivelar secciones y contenidos, la capacidad de dar seguimiento activo a la actualidad más inmediata, la multiplicación del carácter asociativo de los contenidos a través de su compresión y su vinculación redundante y, por último, el rastreo e incorporación de contenidos externos. Estas condicionantes definen desde entonces un medio que no ha sustituido a los anteriores, sino que, como demuestran los experimentos realizados por estas revistas, ha introducido un nuevo canal de comunicación marcado por unas formas de transmitir la información que no pueden replicar las precedentes. En este sentido, la pervivencia dual de las revistas analizadas en este artículo demuestra la capacidad de retroalimentación que subyace a aquellos proyectos editoriales que han sabido identificar la diferente composición del medio impreso y del medio digital, una composición que invita al desarrollo de funciones comunicativas y estrategias editoriales diferenciadas. 

Referencias

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Nicolás Maruri González de Mendoza
Profesor Contratado Doctor

Departamento de Proyectos Arquitectónicos

Universidad Politécnica de Madrid

nicolas.maruri@upm.es

Lluis Juan Liñán
Contratado Predoctoral en Formación

Departamento de Proyectos Arquitectónicos

Universidad Politécnica de Madrid

lluis.j.linan@upm.es

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Last modification: September 21, 2020

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