El archivo como obra total
Amancio Williams y la construcción de su memoria

Luis Müller

Resumen

El Archivo Amancio Williams constituye un extraordinario recurso para la investigación, imprescindible para todo aquél que pretenda interpretar al arquitecto y su obra. A lo largo de toda su vida profesional, Amancio Williams reunió una formidable cantidad de información en dibujos, borradores, planos, documentos, cartas y otros materiales que representan la totalidad de su trabajo. La reciente donación del archivo completo al Canadian Centre for Architecture (CCA) abre nuevas perspectivas para ampliar y difundir su legado.

Palabras clave: Archivo Amancio Williams, arquitectura, urbanismo, investigación, documentos

The Archive as a Total Work:
Amancio Williams and the Construction of His Memory

Luis Müller

Abstract

The Amancio Williams Archive constitutes an extraordinary resource for research, essential for anyone who intends to interpret the life of this architect and his work. Throughout his professional life, he gathered a formidable amount of information in drawings, drafts, plans, documents, letters, publications and other materials that represent the entirety of his work. The recent donation of the complete archive to the CCA opens up new perspectives to expand and disseminate his legacy.

Keywords: Amancio Williams Archive, architecture, urbanism, research, documents

45 ARCHIVOS DE ARQUITECTURAAutores
EditorialCristina López Uribe
I N V E S T I G A C I Ó N 
The Role of Archives in the Graphic Restitution of Monuments: The Case of the Roman Bridge over the Ofanto River near Canosa di Puglia, ItalyGermano Germanò
Notes from an Archiving Project: Building the Private Archive of an Architect in TurkeySelda Bancı
El archivo como obra total. Amancio Williams y la construcción de su memoriaLuis Müller
¿Hacia una dispersión de archivos arquitectónicos?Sergio M. Figuereido
Cuidar en el archivo de arquitectura: una subversión matrísticaLuz Marie Rodríguez López
El legado de George y Geraldine Andrews para México en los Alexander Architectural Archives de AustinLaura Gilabert Sansalvador
Mónica Cejudo Collera
El archivo y la biblioteca: una provocación para otra historia de la arquitectura del siglo XIXM. Fernanda Barrera Rubio Hernández
Archival Impression: (Re)Collecting Gordon Matta-ClarkMarcelo López-Dinardi
E N S A Y O 
Margot's Dilemma: Exit Through the Back DoorTania Tovar Torres
El archivo jovenGuadalupe E. Luna Rodríguez
Patrimonio documental: memoria y futuro del Archivo de Arquitectos MexicanosLourdes Cruz González Franco
Elisa Drago Quaglia
María Eugenia Hernández Sánchez
Le Centre d’archives d’architecture du XXe siècle de la Cité de l’architecture et du patrimoine. Entrevista a David Peyceré Director del Centre d’archives d’architecture du XXe siècleAndrés Ávila Gómez
R E S E Ñ A S 
En torno a la exposición L'art du chantier. Construire et démolir du XVIe au XXIe siècleAndrés Ávila Gómez
Reseña de la exposición: Unterm RadarMichael Andrés Forrero Parra
Reseñas de librosCamilo Alejandro Moreno Iregui
Pamela Caparroso Gutiérrez
Lilián Martínez Villazón Robledo
  
  

Nos encanta tu arquitectura aérea, tan elegante y al mismo tiempo carente de la frialdad de la Bauhaus. Es obvio que has cometido un error al diseñar el futuro en un país empecinado en vivir en el pasado. En una ciudad dinámica como N. Y., São Paulo, Tokyo o Milano, hubieras tenido centenares de obras. Afortunadamente quedan las publicaciones, y hoy en día los estudiantes de arquitectura estudian a sus maestros, de modo que seguramente tendrás discípulos (y plagiarios) en todo el mundo. 4507N01

Mario Bunge, carta a Amancio Williams, Montreal, 19 de agosto de 1988

Amancio Williams (Buenos Aires, 1913-1989) construyó un formidable archivo que forma una parte imprescindible de su legado. Con paciencia, dedicación y obstinada perseverancia, recolectó y ordenó desde los documentos más importantes hasta los borradores, esquemas y bocetos mínimos. De todo hizo copia y de ese modo dejó un registro que se constituye en una memoria integral de su trayectoria, la cual construyó inventando también su propio aparato documental, un completo y detallado registro material de trabajo, relaciones profesionales y publicaciones disponible para su interpretación.

Desde 1989 en adelante, su hijo menor, Claudio, con la asistencia de familiares y colaboradores, emprendió la tarea de renovar los contenedores del material para mejorar su accesibilidad y asegurar su conservación. Cuidó de mantener la organización dejada por Amancio Williams, para lo cual le prestó una atención permanente; desde 2004 cobró impulso la digitalización de los documentos más relevantes, para lo que se generó un clasificador digital organizado siguiendo los criterios que había trazado su padre.

Según los datos compartidos en la página web del Archivo Amancio Williams, 4507N02 entre los elementos más relevantes se cuentan 2 436 láminas de presentación de obras principales, 9 245 planos generales, siete planos y láminas enmarcadas –que destacan por su importancia–, seis maquetas, 110 cajas con documentación general, cerca de 5 000 cartas de correspondencia, clasificadas como “recibidas” y “enviadas” –estas últimas en copia mecanográfica–, un extenso listado de publicaciones (libros, revistas y artículos periodísticos sobre Amancio Williams y su obra) y una gran cantidad de fotografías en diversos formatos (copias en papel, negativos, diapositivas, vidrios) y material fílmico (noticieros, entrevistas, programas televisivos, entre otros).

Una parte muy importante de ese archivo es la correspondencia, que cuenta con unas 4 200 cartas clasificadas y asentadas en la base de datos –ordenadas por períodos– y otras 500 aún sin clasificar. El prestigio y alcance internacional de Williams propiciaron que alcanzara a vincularse con las más destacadas personalidades de la arquitectura y la cultura en el mundo; así, en su archivo se encuentran los intercambios epistolares con, por ejemplo, Le Corbusier, Sigfried Giedion, Walter Gropius, Alberto Sartoris, Oscar Niemeyer, Félix Candela y una variada muestra de los principales exponentes de la cultura arquitectónica a lo largo de casi medio siglo. 4507N03

Lámina de sección (cartulina negra, papel de dibujo blanco, tinta y témpera) y fotomontaje del proyecto
Sala para el espectáculo plástico y el sonido en el espacio. Fuente: Archivo Amancio Williams

La plazuela de la Campana entre 1870 y 2015. Dibujo: Fernando Gutiérrez Hernández e Ilkka Törmä, 2016

Esa extensa y compleja trama de relaciones que contiene nombres sobresalientes en la escena internacional de la arquitectura, artistas, directores de revistas especializadas, directores de museos e instituciones culturales, críticos de arte y de arquitectura, historiadores, altos funcionarios, diplomáticos e incluso presidentes de distintos países, habla de la intensa labor que desarrolló en la promoción de la arquitectura moderna.

Existen suficientes motivos para considerar que Amancio Williams había tejido tempranamente una red que articulaba a la Argentina con Suda-mérica, Norteamérica y Europa, en un diálogo activo en el que se inscribía en sintonía contemporánea. En primer lugar, su designación como delegado argentino ante los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) y la labor de difusión tanto de su propia producción como de la de otros arquitectos afines a través de exposiciones, entre las que destacan su inclusión en la muestra L’homme et l’architecture (París, 1947). A ello se suman aquéllas que realizó en su primer viaje a Estados Unidos por invitación del Departamento de Estado (1955-1956), gracias al cual expuso en las universidades de Harvard, Princeton y en el MIT. Además, su obra fue presentada y publicada en la exposición del MoMA de Nueva York, Latin American Architecture since 19454507N04 Adicionalmente, tuvo una intensa colaboración con el proyecto editorial de La Arquitectura de Hoy4507N05 una versión en español de la revista francesa L’Architecture d’Aujourd’hui publicada en Buenos Aires, con una sección dedicada a obras de América del Sur.

Si bien la propia biblioteca de estudio fue distribuida entre sus ocho hijos, el archivo, como un recurso muy valioso, reúne gran cantidad de publicaciones que refieren a la obra de Amancio Williams: libros, revistas y artículos de ediciones argentinas e internacionales –todas las que se realizaron en vida del arquitecto y muchas otras posteriores que dan cuenta de su producción. Así, el archivo contiene revistas europeas (francesas, alemanas, inglesas e italianas, entre las que destaca el número de Zodiac en el que fue presentada su obra por Max Bill), 4507N06 norteamericanas, japonesas y una cantidad considerable de libros en los que fueron incluidos algunos de sus trabajos. De estos últimos vale señalar los de Alberto Sartoris 4507N07 y el ya mencionado de Hitchcock, 4507N08 así como el que Jorge Silvetti dedicó íntegramente a su exposición en la universidad de Harvard en 1987. 4507N09

El archivo ha dado lugar a numerosas investigaciones que motivaron la publicación de abundantes artículos y libros, así como a tres tesis doctorales: El autor y el intérprete. Le Corbusier y Amancio Williams en la casa Curutchet4507N10 publicada posteriormente como libro y dedicada a la relación que ambos arquitectos entablaron en torno al proyecto y realización de la casa del doctor Curutchet en La Plata; 4507N11 Amancio Williams. Il progetto per antitesi e l’esperienza di Mar del Plata, centrada en el análisis del proyecto de la casa para Alberto Williams (padre de Amancio) conocida como Casa sobre el arroyo o Casa del puente, 4507N12 y más recientemente Amancio Williams. La invención como proyecto4507N13 de la que Claudio Williams diría que “[el autor] en su tesis de doctorado en espera de pronta publicación, realizó sin duda el trabajo más completo que se haya producido hasta ahora en torno a la obra de AW.” 4507N14

Entre 2008 y 2009, un equipo de colaboradores liderado por Claudio Vekstein y supervisado por Claudio Williams comenzó a perfilar una página web del Archivo Amancio Williams basándose en el material ordenado en un libro que había diagramado el propio arquitecto. 4507N15 Dicho material contaba con una selección de láminas y fotografías de sus trabajos, escritos y una recopilación de cartas y otros documentos. En 2017, el sitio web se modificó a instancias de un proyecto presentado por Martín Huberman al Programa de Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires e incorporó una gran cantidad de material gráfico.

El valor de este stio web es que, en ambas instancias, se puso al alcance de estudiantes e investigadores –y de todo aquel interesado en realidad, y con la posibilidad de descarga en buena resolución– los más representativos planos y dibujos de todos los proyectos. En la versión actual (AW 2.0) 4507N16 se amplió significativamente la original organización y selección, pues se modificó no sólo su presentación, sino también el modo de búsqueda y acceso a la información, textos e imágenes.

El archivo como obra total

 

Pero precisamente en la arquitectura, a menudo resulta más productivo partir de los fragmentos y de las intenciones abandonadas como tales, para remontarse a los contextos en que se insertan obras que en otros casos parecen mudas. Una obra fracasada, un intento no realizado, un fragmento ¿no plantean, al azar, problemas ocultos por el acabado de otras obras que han adquirido la dignidad de “textos”?

Manfredo Tafuri 4507N17

Amancio Williams y su obra representan un problema historiográfico: es mucho más abundante la cantidad de sus trabajos publicados que las investigaciones y estudios sobre su proceso creador y las circunstancias en que se produjo. Esto puede deberse a que Williams comunicó muy poco con palabras, algo extraño para una época en la que los arquitectos construyeron un cuerpo doctrinario de amplitud y densidad extraordinarias; en el caso de Williams, sus pensamientos deben leerse en sus proyectos, sus propuestas, sus exploraciones.

Esto no significa que haya carecido de sustento teórico, fundado en un pensamiento propio y elaborado. Por el contrario, sus trabajos muestran ser producto de un profundo conocimiento de las tendencias más avanzadas, destiladas por un filtro personal que los convierte en un conjunto singular y único de reflexiones sobre el proyecto arquitectónico, y que los coloca en un estado de suspensión espacial y temporal, como se observa en la Casa sobre el arroyo (Mar del Plata, 1943-1945), en el Edificio suspendido de oficinas (proyecto en Buenos Aires, 1946), en Tres hospitales en Corrientes (proyecto, 1948-1951), en Casa en Punta del Este (proyecto, 1961) o en el Monumento en Berlín (1964), sólo por nombrar algunos ejemplos. Williams vuelve una y otra vez sobre temas que le obsesionan, materiales con los que construye un universo propio aparentemente desanclado de tiempo y lugar, en un eterno presente que es a la vez futuro, internacional y argentino.

Si decimos que en Williams sus pensamientos deberán leerse en sus propuestas, en sus trabajos, también hay que incluir un nutrido epistolario, una valiosa fuente primaria que, a través de comentarios hechos a colegas y amigos, o pronunciamientos e informes dirigidos a autoridades oficiales, conserva y hace visibles definiciones, posiciones, reflexiones, a través de las cuales se puede reconstruir, en parte, el mundo que configuró su ideario. También, de algún modo, el obsesivo cuidado en la conservación de documentos, cartas, bocetos, borradores, croquis, planos definitivos y láminas de presentación –es decir, todo lo que podía dar cuenta de su proceso creativo y profesional, organizado archivísticamente– muestra una faceta personal que expone su conciencia acerca del lugar que ocupaba en su tiempo y del que estaba construyendo para la historia. Su obra es también su archivo.

El arquitecto trazó sus propios fundamentos en los que situarse, desde los que miraba al mundo a través de sus intereses y preocupaciones configurando un cruce de problemas en constante elaboración. Desde allí salió a la búsqueda del universo que le interesaba, se inventó a sí mismo para hacerse un lugar entre los más destacados referentes de la arquitectura con interacciones hacia afuera y hacia adentro, promoviendo su obra en un contexto amplio a la vez que contribuía a consolidar y enriquecer el campo de la cultura arquitectónica local, entendida como plataforma necesaria para apoyar su propia actividad y contar con interlocutores próximos. De ello da cuenta la incesante actividad cultural desplegada, las numerosas cartas enviadas a medios de comunicación para que se publique un proyecto o para promover una idea, y los resultados obtenidos en las abundantes publicaciones en periódicos y revistas de actualidad, canales de comunicación utilizados para llegar a un público amplio y facilitados por su extensa red de contactos calificados.

El origen autofundacional de la obra de Williams lo sitúa claramente en el paradigma del creador moderno, una posición que asumió convencido y de la que procuró constituirse en su vocero. La construcción de ese mundo, las ideas y la red de relaciones que lo articulan son parte sustancial de su obra tanto como los proyectos de arquitectura que la componen.

Ahora bien, en el intento de explicarlo surge la interrogante: ¿cómo abordar la opacidad que supone un pensamiento no escrito, escasamente comunicado, apenas aparente en algunas entrevistas o textos mínimos, que fueron dosificados por el propio Williams sólo para describir trabajos o plantear un escueto resumen biográfico?

Carta de Walter Gropius a Amancio Williams, 26 de diciembre de 1967. Fuente: Archivo Amancio Williams

Una posible entrada consiste en interpelar su producción en relación con aquellos intereses que recurrentemente emergen y hacen evidentes los temas que lo movilizan, para situarlos en el contexto amplio de la arquitectura y sus desarrollos. No obstante, así como resulta escasa la escritura, sucede lo propio con la obra construida. De ambas condiciones se desprende que el principal insumo de estudio deberá ser el conjunto de proyectos representados en planos, perspectivas, fotografías de maquetas y memorias descriptivas, entre otros documentos como las cartas emitidas y recibidas, las cuales permiten, a su vez, asomarse a una extensa red de contactos personales y profesionales tramada con dedicación y consecuencia. Williams, decidido a hacer historia –y a definir su propio lugar en ella como creador dentro de una modernidad asumida como horizonte irrenunciable, donde cayó incluso en un ideal que terminó conspirando contra la propia inserción productiva–, conservó meticulosamente todo lo que realizó a lo largo de su actividad profesional, desde el inicio y con minuciosa prolijidad. La disponibilidad de su formidable archivo habilita a encarar tal cometido: los materiales comunican; ponerlos en su contexto y hacerles las preguntas adecuadas es la tarea del investigador.

La circulación de sus proyectos a través de publicaciones, su recepción, la relación con los problemas y temas que articularon los debates, discursos y propuestas de las arquitecturas de un mundo atravesado por la Segunda Guerra Mundial y una traumática posguerra, permiten apreciar la fina sintonía que Williams desarrolló para ubicar las coordenadas por las que pasaban esas problemáticas; ello obliga a considerar los principales ejes que reorganizaron la agenda de la arquitectura internacional y revisarlos a la luz de sus trabajos que, desde la relativamente descentrada posición de Buenos Aires, se articulaban con el mundo y aportaban nuevas opciones.

La fortuna crítica de la obra de Williams ofrece contrastes notables, una condición tal vez originada en la incomodidad que presenta su figura para asignarle categorías de clasificación en un encuadre histórico-crítico. Encontramos apreciaciones escritas desde una profunda admiración y reconocimiento personal (Jorge González Capdevila, Horacio Pando, Jorge Silvetti); análisis críticos que destacan el notable valor de su trabajo sin dejar de señalar aspectos cuestionables de su trayectoria (Francisco Bullrich, Jorge F. Liernur, Roberto Fernández), e incluso la categórica falta de reconocimiento por parte de un núcleo de historiadores argentinos vinculados con las perspectivas nacional-americanistas, que apelan a su negación por distintos motivos, ya sea por cuestionamientos ideológicos o por la mínima obra construida –ellos descartan que las ideas en el papel fueran aportes a la investigación sobre el proyecto de arquitectura–, de la mano de una visión negativa de la arquitectura moderna en general. Así, dentro del amplio y variado conjunto de aproximaciones al trabajo de Williams, la más fecunda e iluminadora es la realizada por Liernur, quien, en la entrada biográfica correspondiente en el Diccionario de arquitectura en la Argentina, aporta las claves de interpretación más refinadas, las cuales adquieren mayor despliegue en otros escritos. 4507N18

Entonces sucede que, si se pretende comprender las ideas de Williams en su propio contexto, resulta imprescindible adentrarse en la investigación de su archivo, algo que no siempre se ha hecho, aunque mucho se haya escrito y publicado sobre el arquitecto y su obra desde la argumentación interpretativa. Williams utilizó el proyecto como reafirmación personal: su escasa y dispersa escritura apenas permite asomarse a su pensamiento a través de las palabras e inferir, a partir de ellas, su modo de pensar la arquitectura. Su contundencia se expresa a través del proyecto, incluso con independencia de la existencia física de la construcción: la materialidad se hace innecesaria ante las imágenes que se expresan por sí mismas y las ideas que las sustentan. Los proyectos son demostraciones, comprobaciones de un modo personal de aproximarse a los problemas de la arquitectura desde un método exploratorio, racional e inventivo a la vez, para el cual el tiempo se suspende. La condición de producir una arquitectura propia de la época lleva implícita la convicción de que la buena arquitectura no tiene fecha de vencimiento y, por lo tanto, una vez resuelta adecuadamente la relación contingente, seguirá valiendo por sí misma, trascendiendo su propia temporalidad.

Esa concepción le permitió trabajar sus proyectos a modo de reflexión. Si reparamos en el doble sentido del término, reflexión como reflejo y como acto del pensamiento, es posible ver que los trabajos de Williams se reflejan a sí mismos, es decir, se reproducen como en un juego de espejos en los que la imagen es la misma, pero a la vez diferente, al cambiar de situación; esto es posible porque en el proceso también interviene la reflexión como acto de pensamiento, que permite dar a la arquitectura un nuevo sentido. Así es como de la invención pasa a la reinvención, explora el proyecto como si fuera pensado por primera vez en tanto que problema, pero desde una base propia de experiencias acumuladas y de resultados comprobados.

La convicción sobre la vigencia de sus ideas, métodos y formas arquitectónicas desarrolladas en sus primeros años profesionales, fundacionales de su sistema de trabajo, 4507N19 le brindó una “caja de herramientas” propia con la que abordó los desafíos que se fueron dando con el tiempo. Por ello reaparecen una y otra vez los techos altos como marca personal y las bóvedas cáscara de su invención, aplicadas a distintos programas de uso en una larga duración temporal, como si de un orden contemporáneo se tratara, un nuevo orden arquitectónico. También es recurrente el tratamiento de las estructuras integradas como parte constitutiva de la arquitectura, no sólo en la apariencia sino también en la esencia, en las que privilegia el uso de determinados materiales: el hormigón armado como manifestación de una tecnología propia de su época y posibilidad expresiva de una sensibilidad acorde a las transformaciones de la industria y los adelantos de la ciencia, que más tarde daría lugar al acrílico, al aluminio, al acero inoxidable y al rayo láser. La innovación como valor, como un activo por incorporar y no como moda pasajera.

En ese origen autofundacional y en su lugar autoconstruido como arquitecto radica la modernidad de su trabajo y de su propia figura; una posición que le permitió proyectar y proyectarse: desde encarar unos hospitales en zonas aisladas y pobres de la Argentina como si se tratara de la invención de un nuevo tema (Tres hospitales para la provincia de Corrientes), hasta compartir trabajos con Le Corbusier (Casa Curutchet en La Plata, 1949-1951) y Walter Gropius (Embajada de Alemania en Buenos Aires, 1968-1969), dos de las más notables personalidades de la arquitectura del siglo XX.

Sin embargo, fueron constantes las frustraciones por los encargos no concretados y por los proyectos no construidos. Le provocaban una inocultable incomodidad al asumir la paradójica condición de saberse reconocido como un gran arquitecto pero al que a veces se le desmerecía por la escasa obra construida. Ya en 1960 percibía esa situación y lo expresaba sinceramente: “Puedo decir que aquí tengo prestigio y apoyo de la prensa, pero no hay obras, preferiría tener menos prestigio y más obras…” 4507N20

Tenía razón en cuanto al prestigio: la crítica y el ambiente vinculado a la arquitectura en general le fueron muy favorables, pues destacaban la singularidad de sus ideas y la calidad de sus proyectos. Para corroborarlo basta con ver la gran cantidad de registros locales: notas publicadas en las revistas Nueva Visión, Nuestra Arquitectura y más tarde en Summa, artículos periodísticos en distintos medios de divulgación, reportajes radiofónicos, televisivos, cinematográficos. Si de algo podía estar seguro era del reconocimiento que podía medirse en las publicaciones de sus trabajos en medios extranjeros, pues a su inclusión en los ya mencionados libros de Sartoris y Hitchcock, se suman, entre otras, las revistas especializadas L’homme et l’architecture, Techniques et architecture, L’Architecture d’Aujourd’hui, The Architectural Forum, The Architectural Review, Zodiac, Casabella, Kokusai Kentiku, Bauwelt, Informes de la Construcción.

Por otra parte, probablemente su intransigencia a la hora de defender las condiciones que debían tener el proyecto y la obra de arquitectura para considerarse dignas le costó más de una pérdida de trabajo. Se empeñó en un camino propio medido por las más altas exigencias sobre el proyecto, la técnica y la permanente invención. Todo proyecto era pensado como un problema nuevo y, sin embargo, se apoyaba en sus exploraciones previas, dando lugar a un continuo proceso de ajuste. Así dejó una obra construida que, para muchos, integra el canon de la arquitectura de vivienda del siglo XX, la Casa sobre el arroyo en Mar del Plata (1943-1945); indagaciones estructurales radicales como el Edificio suspendido de oficinas; innovaciones tipológicas como Viviendas en el espacio (1942); elaboraciones técnicas refinadas como la Sala para el espectáculo plástico y el sonido en el espacio (1942) o La primera ciudad en la Antártida (1980-1983); planteos urbanísticos contundentes como el Aeropuerto sobre el Río de la Plata (1945) o La ciudad que necesita la humanidad (1974-1989); propuestas sistémicas como los Tres hospitales para la provincia de Corrientes (1948-1953), y entre otras invenciones, el módulo para un sistema estructural de cubierta elevada al que denominó “bóveda cáscara” (1951-1952), más conocido en la jerga arquitectónica como “el paraguas de Amancio.”

Asumidas las características de su trabajo, entonces, es necesario considerar que su gran obra es su propio archivo, una elaborada máquina del tiempo que contiene las cifras para adentrarse en la complejidad de su pensamiento. Allí es donde hay que buscar las claves para interpretarlo y, a la vez, aproximarse a los intereses y problemas que atravesaron a la arquitectura en Occidente en un arco cronológico que se sitúa entre la Segunda Guerra Mundial y la caída del muro de Berlín.

Fotografía de Amancio Williams recibiendo en Buenos Aires a Walter Gropius y Alex Cvijanovic, socio de TAC (The Architects Collaborative),
sin fecha, probablemente es del 1 de diciembre de 1968. Fuente: Archivo Amancio Williams

2020, una paradoja circular

24 de febrero de 2020: a los cien años de edad falleció en Montreal el físico, filósofo y epistemólogo argentino Mario Bunge, un riguroso científico de gran reconocimiento internacional que en 1966 dejó su país para radicarse en Canadá, donde desarrolló una extensa carrera académica en la Universidad McGill en Montreal. Mario Bunge era primo de Delfina Gálvez Bunge, la mujer y socia de Amancio, y por lo tanto primo político del arquitecto. A él pertenecen las líneas del epígrafe que encabeza este artículo, tomadas de una carta personal.

El texto mencionado, escrito desde el afecto familiar y con un cálido reconocimiento al incansable buscador de la perfección que era Williams, fue mecanografiado en un papel con membrete de la universidad canadiense y enviado por vía postal desde Montreal un año antes de que ocurriera la muerte del arquitecto.

11 de marzo de 2020: pocos días después del fallecimiento de Bunge, en Buenos Aires, en un acto de homenaje y agradecimiento, se hizo público que el archivo de Amancio Williams, completo, en todas sus secciones, había sido donado por sus familiares al Canadian Centre for Architecture (CCA). Por este motivo esa carta volverá a Montreal, en una jugada circular del destino.

Más allá de la anécdota, el hecho obliga a la reflexión acerca de la suerte que corren los archivos de arquitectura, su conservación y su disponibilidad para la consulta, la investigación y la divulgación, entre otras posibilidades que justifican su existencia.

No hay duda de que el archivo de Amancio Williams estará en uno de los mejores lugares en los que podría ubicarse para ser preservado. El CCA asegura óptimas condiciones en todos los aspectos, incluso para su divulgación. Apenas recibido el material que lo compone, en su página web se realizó el anuncio que reprodujo los textos preparados especialmente para el acto celebrado en Buenos Aires.

Por otra parte, los investigadores de la arquitectura en Argentina de la arquitectura y de un amplio campo cultural que tienen una fuerte relación de pertenencia con la obra de Williams, verán extremadamente dificultado el acceso a estos materiales por razones obvias. De modo que el desarraigo de su contexto de producción implicará una pérdida considerable, una importante merma en la producción de sentido para la historia de la arquitectura y la cancelación de posibles nuevas narrativas, lo cual constituye una paradoja: Williams fue un arquitecto que tuvo un fuerte anclaje local pero con una intensa vocación internacional, sudamericana y abierta al mundo, una condición que logró ampliamente; hoy, su memoria, en forma de archivo, se internacionaliza físicamente y con seguridad serán estudiosos de otras latitudes quienes estarán con mejores posibilidades de utilizarlo.

El dilema que se presenta es bastante común en el caso de los archivos de arquitectos en Argentina, ya que, por lo general, no encuentran destino en instituciones con la infraestructura, el equipamiento y el espacio físico acondicionado técnicamente (ventilación, temperatura, humedad), personal idóneo para la catalogación, conservación y atención a investigadores, ni presupuesto acorde a las necesidades. Aunque dichas condiciones sí se observan en colecciones de materiales diversos o temas específicos (empresas estatales, centros de documentación); un ejemplo destacado es el CeDIAP (Centro de Documentación e Investigación de la Arquitectura Pública), dependiente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado. 4507N21

Por supuesto, éstos no son casos ni situaciones aisladas. Es conocida la polémica desatada en torno a la venta del archivo de Luis Barragán a la em-presa suiza Vitra en 1995. A partir de entonces el archivo se encuentra en la Barragan Foundation, en Basilea, circunstancia que ofrece restricciones a su consulta que van más allá de la dificultad geográfica, pues en muchos casos implican límites operativos que se han considerado infranqueables. Esta inaccesibilidad ocasional ha llevado a investigadores mexicanos a reclamar, con razón, las condiciones fuertemente restringidas para trabajar con las fuentes documentales de uno de los arquitectos más representativos de su país.

Recientemente –en septiembre de 2020– se conoció la decisión de Paulo Mendes da Rocha (Premio Pritzker 2006 y León de Oro 2016) de donar su archivo completo a la Casa da Arquitetura de Portugal, noticia que causó gran polémica en el ambiente arquitectónico de Brasil. Al respecto, José Lira, profesor de la FAU USP (Faculdade de Arquitetura e Urbanismo, Universidade de São Paulo), en un artículo de opinión publicado en un medio de amplia difusión, expresaba las siguientes interrogantes:

¿Por qué un arquitecto consagrado elige depositarlo en una institución joven, sin acervo de importancia ni política de enseñanza e investigación?, ¿por qué la obra de un arquitecto brasilero se convierte en objeto de interés de un centro especializado en archivos portugueses?, ¿por qué llevarlo al exterior cuando prácticamente toda su obra construida está en Brasil?, ¿esta decisión tendrá algún impacto en las relaciones entre proyecto, enseñanza e investigación de la arquitectura en el país? 4507N22

Tales preocupaciones, modificando las circunstancias, son adaptables a casos como el de Williams y otros semejantes, tanto como las explicaciones de Mendes da Rocha sobre su decisión, basada en que los archivos locales “no tienen las condiciones adecuadas.” Al respecto, Lira considera que, “en sentido común, la decisión se justifica por la fragilidad e incertidumbre actual de las instituciones culturales brasileñas.” 4507N23 El caso de Mendes da Rocha resulta más significativo en comparación con el caso de Williams, porque es una decisión tomada por él mismo, si bien a una edad avanzada, cuando se encuentra aún en actividad.

Por otro lado, en las últimas décadas se han desarrollado importantes acciones y congresos internacionales sobre archivos de arquitectura, lo cual evidencia que, especialmente en algunos países de Europa, y en Estados Unidos y Canadá, ha habido un creciente interés en este sentido por parte de fundaciones, museos, universidades y organismos diversos que han logrado reunir los archivos de destacados arquitectos o, en algunas oportunidades, formalizar una institución a partir de un único y excepcional caso (fundaciones o fondos documentales como los de Oscar Niemeyer, Mies van der Rohe, Alvar Aalto, Le Corbusier, Marcel Breuer, entre otros). A pesar de esto, la descripción de lo que ocurre en Argentina podría hacerse extensiva a América Latina salvo excepciones como, por ejemplo, las facultades de arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México o de la Universidad de São Paulo. En la región, por regla general, los presupuestos estatales para el área de cultura no contemplan este tema. Sí es posible apreciar la guarda, conservación y exhibición fragmentaria de documentos sobre arquitectura y arquitectos, pero no es frecuente encontrar los archivos íntegros que, por lo general, como en el caso de Williams, quedaron en custodia de su descendencia familiar.

Dos láminas de gran formato: arriba, perspectiva para el proyecto de La primera ciudad en la Antártida (cartulina negra, papel de dibujo blanco, tinta y lápiz de color); abajo, perspectiva para Fábrica en la provincia de Córdoba (cartulina negra, papel de dibujo blanco y tinta). Fuente: Archivo Amancio Williams

Más tarde o más temprano, esa herencia se volverá insostenible –sin importar el compromiso, dedicación, empeño y recursos que la familia ponga en preservar los materiales, como ha sucedido con los Williams en un esfuerzo extraordinario por conservar y difundir la obra de su padre. Un archivo de tal envergadura resulta muy costoso de mantener, requiere de mucho espacio, de una atención personal y otros factores que, una vez que se produce el segundo cambio generacional, alejan cada vez más las posibilidades de continuidad. En consecuencia, en algún momento emerge un punto de inflexión donde las decisiones pasan forzosamente por la venta o la donación. Ambas son difíciles de alcanzar, la primera porque el circuito de instituciones dispuestas a la adquisición es reducido y regula muy ajustadamente las inversiones; la segunda, porque no todos los archivos resultarán de interés y serán recibidos sin considerar la carga económica que generará su adopción. En ambos casos, la figura del arquitecto y su archivo deben provocar el suficiente atractivo para movilizar los recursos. El peor escenario siempre será el de la destrucción total o parcial, o la dispersión en fragmentos.

Como en todas las áreas de la cultura que requieren de conservación, el gran desafío son los criterios sobre qué es importante preservar y qué recursos disponer para ello. En este sentido, la archivística de arquitectura viene actuando con mucho retraso respecto de otros sectores como el arte y la literatura; por lo general, salvo excepciones, no hay políticas culturales que impliquen recursos financieros del Estado, tampoco un marco jurídico que regule las condiciones y permisos para que los materiales no se exporten y permanezcan en su lugar de origen. Sin embargo, habrá que conceder que, ante la ausencia de posibilidades locales que garanticen su subsistencia y el riesgo de la desaparición, siempre será mejor la migración hacia contextos favorables a la integridad y conservación, aun con las previsibles polémicas que se puedan desatar, entre las que sin duda estallarán consideraciones acerca de pertenencia patrimonial, de soberanía cultural o incluso del alcance y legitimidad de los poderes institucionales privados frente a la ausencia estatal.

Es de fundamental importancia que las agencias culturales de gobierno generen planes y obtengan recursos para garantizar la conservación adecuada de los archivos de arquitectura. En conjunto con el campo académico y las instituciones profesionales que agrupan a los arquitectos, deben generar consensos acerca de qué y cómo es necesario preservar, en una política sostenida desde una noción de patrimonio cultural de sentido amplio, que incluya las dimensiones de la técnica y el proyecto. La pregunta de fondo en todo esto es, ¿a qué órbita pertenecen estos documentos? Si por lo general un archivo nacional se encarga de conservar los registros históricos de la sociedad, la política, la economía e incluso la memoria visual del país en sus hemerotecas, filmotecas y fototecas, ¿no debiera ocupar un lugar equivalente la historia de su cultura arquitectónica?

Según testimonios familiares, 4507N24 desde la década de 1990 los Williams habían intentando –infructuosamente– que se creara un archivo de arquitectura en Argentina –al que estaban dispuestos a efectuar la donación–, incluso contaban con el respaldo de instituciones como la Academia Nacional de Bellas Artes –de la que Amancio fue miembro de número desde 1959. Ya avanzado el siglo XXI, el archivo de Amancio Williams ha sido valorado más allá de su país y, en consecuencia, logrará las condiciones adecuadas para su tratamiento y conservación en el otro extremo del continente. Con él, en un giro inesperado, la carta de Mario Bunge retornó a su lugar de origen.

Dos láminas pertenecientes a los proyectos de Tres hospitales para la provincia de Corrientes. A la izquierda, un borrador de estudio; a la derecha, una perspectiva donde se aprecia la cubierta elevada con sus “bóvedas cáscara.” Fuente: Archivo Amancio Williams

Referencias

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Luis Müller

Doctor en Arquitectura,

Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño,

Universidad Nacional de Rosario

Profesor y director de la Maestría en Arquitectura,

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,

Universidad Nacional del Litoral

luismuller.arq@gmail.com

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Last modification: September 21, 2020

45 ARCHIVOS DE ARQUITECTURAAutores
EditorialCristina López Uribe
I N V E S T I G A C I Ó N 
The Role of Archives in the Graphic Restitution of Monuments: The Case of the Roman Bridge over the Ofanto River near Canosa di Puglia, ItalyGermano Germanò
Notes from an Archiving Project: Building the Private Archive of an Architect in TurkeySelda Bancı
El archivo como obra total. Amancio Williams y la construcción de su memoriaLuis Müller
¿Hacia una dispersión de archivos arquitectónicos?Sergio M. Figuereido
Cuidar en el archivo de arquitectura: una subversión matrísticaLuz Marie Rodríguez López
El legado de George y Geraldine Andrews para México en los Alexander Architectural Archives de AustinLaura Gilabert Sansalvador
Mónica Cejudo Collera
El archivo y la biblioteca: una provocación para otra historia de la arquitectura del siglo XIXM. Fernanda Barrera Rubio Hernández
Archival Impression: (Re)Collecting Gordon Matta-ClarkMarcelo López-Dinardi
E N S A Y O 
Margot's Dilemma: Exit Through the Back DoorTania Tovar Torres
El archivo jovenGuadalupe E. Luna Rodríguez
Patrimonio documental: memoria y futuro del Archivo de Arquitectos MexicanosLourdes Cruz González Franco
Elisa Drago Quaglia
María Eugenia Hernández Sánchez
Le Centre d’archives d’architecture du XXe siècle de la Cité de l’architecture et du patrimoine. Entrevista a David Peyceré Director del Centre d’archives d’architecture du XXe siècleAndrés Ávila Gómez
R E S E Ñ A S 
En torno a la exposición L'art du chantier. Construire et démolir du XVIe au XXIe siècleAndrés Ávila Gómez
Reseña de la exposición: Unterm RadarMichael Andrés Forrero Parra
Reseñas de librosCamilo Alejandro Moreno Iregui
Pamela Caparroso Gutiérrez
Lilián Martínez Villazón Robledo
  
  
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